Entrevistas Relatos negros

¡Descubriendo secretos: Relatos de 4 filos!

José Vaccaro Ruíz. Foto: Ana Portnoy.

José Vaccaro Ruiz nació en Barcelona y es abogado, arquitecto y escritor. Fue galardonado con el Premio Isla de las Letras 2010 por su primera novela, Ángeles Negros, protagonizada por el desengañado investigador privado Juan Jover. Tras esta primera obra publicó La Vía Láctea, La Granja, Catalonia Paradís, Tablas, El Invitado de Nunca Jamás (serie de Juan Jover) y No dar papaya. A finales de 2016 publica Conjura Gaudí, su octava novela negra, que alerta sobre un posible atentado planeado con oscuros propósitos contra nuestra Sagrada Familia.

Además, forma parte del colectivo de escritores “Lee o muere”, dirigió un círculo de novela negra en la cárcel Modelo de Barcelona, y participó con el relato corto El moro en la antología Relatos de la Orilla Negra, que reúne veinticuatro relatos de otros tantos autores de ambos lados del Atlántico. Relatos de 4 filos es su primer libro de relatos cortos, una antología de veintisiete historias negras que abarcan una amplia variedad de temas en las que la maldad y la violencia ostentan un papel muy destacado.

Antes de Relatos de 4 filos, y salvo algún relato corto como El moro en la antología Relatos de la Orilla Negra, solo habías publicado novelas. Nos explicas a qué se debe este cambio. ¿Te sientes cómodo con el relato corto? ¿Cuáles son los puntos fuertes del relato corto en relación con la novela?

En el relato uno puede explorar distintos tonos narrativos, por no decir los más dispares temas. Para mí es un ejercicio espiritual que me obliga a un lenguaje acorde con el mundo donde dicho relato se desarrolla: negro, gótico, sentimental, aventurero, erótico…, debiendo ceñirme a una servidumbre, a un corsé que la novela, más libre y abierta, no me exige. Su brevedad obliga a una concreción en el tema, los personajes y la trama donde se hace perfectamente identificable la tríada clásica de planteo, nudo y desenlace. Si la novela permite digresiones, personajes colaterales, incluso tramas paralelas y circunloquios, el relato, no. En este sentido es unidireccional y de una sola pieza. Nada debe sobrar y tampoco faltar, me gusta decir que es parecido a la poesía en el sentido de que todo debe estar medido: cada palabra, el ritmo, incluso la melodía.

Para el lector tiene el atractivo de, en unas pocas páginas que solo requieren 10 o 15 minutos de lectura, enfrentarse a una trama, un ambiente, un personaje, que en la novela necesitaría cientos de páginas. En este sentido es acorde con el mundo que vivimos de encerrar mucho contenido en poco espacio. Me atrevo a decir que el relato, por centímetro cuadrado de palabra, es mucho más denso que la novela.

Relatos de 4 filos recopila veintisiete relatos ¿Están inspirados en la realidad? Pienso, por ejemplo, en algunos relatos especialmente duros como El amigo o La ciega o El ángel custodio. ¿Qué nos puedes contar?

El escritor es como una esponja con respecto a lo que le rodea, de ahí que siempre se inspire en el mundo real. La relación puede ser un personaje (La ciega), un recuerdo familiar (La muñeca), un poema (Nunca Jamás), alguien con quien te cruzas en la calle (¿Qué hora es?), algo vivido (La novicia) … Una imagen fija, una impronta que tienes que modelar y darle movimiento, llenarla de contenido para convertirla en algo vivo, a veces dándole la vuelta, incluso con un sentido nuevo: (Era tan fácil).

Esa reflexión sobre algo conocido y/o vivido es muy enriquecedor porque te muestra facetas de “aquello” con frecuencia desconocidas, te aporta una visión nueva y más profunda porque lo haces “tuyo”. Al final puede resultar que escribir sobre aquel recuerdo, aquella imagen, lleva muy lejos de su origen… Tal vez al lugar que, sin saberlo, ya estaba en el inicio.

Ya hemos dicho que los textos son muy variados. Encontraremos, incluso, un relato, Nunca más, que es un homenaje al maestro del terror Edgar Allan Poe y a su célebre poema narrativo El cuervo, publicado en1845. ¿Por qué este homenaje a Edgar Allan Poe?

De todos es, quizás, el relato que me costó más escribir, al que le di más vueltas. Poe se mueve con frecuencia en esa línea que separa la realidad, lo concreto, de la fantasía, del sueño, de lo utópico. Si me permites poner un ejemplo, su poema “El cuervo” es como una puerta que comunica dos habitaciones: la de lo posible, cotidiano, real, la de la cordura, con otra donde está la irrealidad, lo imposible, la locura, la alucinación. Esa es la frontera donde yo he querido situar “Nunca más”, un guiño al lector para que dude en qué dimensión está, con un final abierto donde pueda escoger entre una cosa o la otra con un esfuerzo por mi parte para que ambas posibilidades sean igualmente asumibles. En definitiva, creíbles.

De “El cuervo” recogí la desesperación por la amante muerta, Leonor, su recuerdo, la fatalidad, la ausencia. Y la droga como un medio de hacer posible lo imposible, el acceso a un mundo distinto.

Aun reconociendo la genialidad de Poe estoy de acuerdo con Borges cuando escribió que el nombre de Leonor lo escogió Poe simplemente por problemas de rima con never more… El argentino tiene la virtud de desacralizarlo todo, de bajar del pedestal y volver humanos a aquellos elevados por otros a inmarcesibles altares. Un toque de humildad con frecuencia olvidado.

Presentación de Relatos de 4 filos en Abacus, Barcelona, con José Vaccaro y Ramón Valls.

La ancianidad también tiene cabida con dos relatos: uno más duro que nos cuenta una venganza largo tiempo esperada en Lepine Catalino Silver o la historia más tierna de La nena.

La vejez es la consecuencia y la decantación de toda una vida. El resultado puede ser la injusticia, una deuda pendiente, el deseo de venganza: “Lepine Catalino Silver”, o el amor, la ternura, la conformidad, la paz: “La nena”. Llegar al final de nuestros días instalados en una posición o en la otra con frecuencia no depende de nosotros mismos sino de las experiencias que hayamos tenido. Otra vez volvemos al tono: la venganza de “Lepine Catalino Silver” no puede ser el mismo de “La nena”. Es la servidumbre de que antes te hablaba de fidelidad al tema. Diría de respeto. En este sentido el escritor no es libre: está obligado a acomodar su lenguaje a los sentimientos y las vivencias contenidos en su relato. Un mismo objeto puede tener un sentido completamente distinto situado en una trama o en otra.

Lo anterior tiene una excepción: En el relato de humor (La fórmula milagrosa) es donde esa exigencia tono-tema se rompe, con la posibilidad de utilizar la épica como caricatura capaz de despertar hilaridad.

La infancia, con sus juegos, su inocencia y su falta de malicia no deja de tener su lado oscuro como bien nos muestran Jugando a cocinitas, Era tan fácil y Antes de nada. ¿Crees que nuestra sociedad tiende a idealizar esta época de la vida?

Igual que la vejez es sinónimo de muerte, de final, la infancia lo es de vida, de futuro. La vejez mira necesariamente al pasado y a lo caduco, mientras que la infancia lo hace al mañana, a lo nuevo.

Nuestra sociedad tiende a idealizar la infancia identificándola con la inocencia, con la candidez. Pero no necesariamente es así. Los niños son tremendamente egoístas en sus acciones porque su egolatría no está limada, como pasa en los adultos, por la educación o la represión. Particularmente en nuestra época.

En este sentido esos tres relatos son quizá los más “duros” de la antología porque nos ponen frente a la posible manifestación de ese egoísmo. Y también lo difícil que es para un niño entender la lógica de los adultos. Particularmente en “Antes de nada”, tal vez el más cruel de todos.

Dedicatoria de Relatos de 4 filos en Abacus, Barcelona.

Algunos relatos están basados en tu experiencia personal. Círculo de lectores, uno de los más tenebrosos, se desarrolla en la Cárcel Modelo, de Barcelona, donde dirigiste un club de lectura de novela negra. ¿Es esta una historia real?

Lo es, al igual como el personaje de Daniel Camargo Barbosa, un violador y asesino de niñas que existió en la realidad. En él la crueldad supera cualquier cosa que un escritor pueda imaginar, fue una mente enferma capaz de llegar a lo más extremo y descarnado.

En el club de lectura de la Cárcel Modelo, tanto mi colega escritor Ramón Valls como yo nos codeábamos con todo tipo de personajes, la mayoría encerrados allí por cuestiones de droga, que nos aportaban una visión distinta de la que se situaba extramuros del mundo, vamos a llamar convencional, que existe fuera. Con una moral y unos valores distintos.

 

Una de las cosas que allí aprendí fue, con matices, a relativizar el delito: Delito es fumarse un porro en la Rioja, y lo es beberse un Rioja en Marruecos.

Y también el drama de los refugiados está presente en Colliure, final de trayecto (un homenaje a Antonio Machado) y La huida (mucho más actual).

En “Colliure, final de trayecto” quise poner frente al espejo al Antonio Machado de sus últimos días. Un hombre que pasa revista a lo que ha sido su vida enmarcada en una guerra civil inclemente de hermano contra hermano. Sus meditaciones ante la muerte cercana en un exilio lleno de desesperanza, vencido, enfermo terminal, en compañía de su madre que le sobrevivirá solo unos pocos días, donde las vanidades del pasado, su infancia sevillana en un patio donde madura el limonero, su Leonor, sus clases de gramática francesa son una losa que le ahoga.

En “La huida” quise reflejar el mundo de los refugiados que huyen de la barbarie, la locura, la muerte y la miseria, pero con un átomo de esperanza. Nadie podrá vencernos si no cejamos en la lucha, si no nos rendimos. Hay una relación con el viaje que según las Sagradas Escrituras emprendieron la Virgen María y San José, y durante el cual nació Jesús.

Presentación de Relatos de 4 filos en la librería Barra/Llibre, de Barcelona.

Y encontraremos la guerra y sus secuelas de odio y venganza en La aguja imperdible y El tiro de gracia.

Situados en la guerra civil española, encontramos, por una parte, las secuelas físicas y mentales irreparables que deja la guerra (La aguja imperdible), y por otra la crueldad y el ensañamiento que es posible encontrar en ella porque hace posible exteriorizar lo peor que hay en los hombres, a veces con la cobertura de la religión (El tiro de gracia).

Particularmente en “La aguja imperdible” quise mostrar algo de cómo era España en la posguerra, con esos caballeros mutilados por la patria pidiendo caridad por las esquinas.

Uno y otro relato podían insertarse en una novela sobre la guerra para ejemplarizar su crueldad y sin sentido.

Y el abuso y la inexperiencia de la juventud en La novicia.

Sí, como te he dicho, es una anécdota personal absolutamente real y vivida. Muestra cómo es entendida la religión por parte de determinados estamentos, lo más próximo a un concepto “carnal” en el peor de los sentidos. Una religión hecha de sacrificios no precisamente de superación, sino de idolatría donde la espiritualidad está ausente.

Aunque en general lo negro predomina, todavía queda un poco de resquicio para la esperanza en La muñeca, quizás el único relato que termina bien, y en La conferencia, en la que encontramos referencias a Miguel de Cervantes y a su famosa obra, Don Quijote de la Mancha.

La muñeca” es un relato que pretende, contrariamente a otros, mostrar la bondad humana, al tiempo que relativizar la riqueza, que debe estar al servicio de los sentimientos más que devenir un símbolo de poder. Se basa en una poesía que mi madre recitaba, debidamente acuciada para que lo hiciera, en cada Navidad de mi infancia.

La conferencia” es un relato profundamente iconoclasta y crítico que ahonda, tanto en el personaje de Don Quijote que es presentado y tratado en la novela con un humor y una superficialidad alejados de la verdadera crítica social que encierra, como de algunos puntos oscuros de la vida del propio Cervantes. Si se me permite la osadía, en este relato hago un poco de Borges en el tratamiento que le doy al “Príncipe de los Ingenios”.

En España tendemos a sacralizar determinados iconos que se vuelven intocables, inatacables. Cuando lo mejor es reflexionar sobre ellos, sobre lo bueno y lo malo que encierran y con miradas lo más poliédricas posibles.

Hablamos de Relatos de 4 filos en Barra/Llibre, Barcelona.

Muchos temas y muchos relatos y al lector le toca descubrirlos. ¿Podrías decirnos cuál o cuáles son tus favoritos?

Me permitirás te diga que todos y ninguno. Son muy distintos entre sí. En cuanto al tono el más trabajado ya he dicho que fue “Nunca más”, y respecto a cuadrar la trama el más dificultoso fue “El amigo” que es también el más largo en extensión. En él sí que hay un germen para una novela corta.

Un aspecto que creo puede ser atractivo para el lector es que, mezclados como están en la antología, nunca sabe una vez ha acabado de leer uno, de qué tratará el siguiente.

Y en cuanto al título, Relatos de 4 filos, ¿cómo lo decidiste?

García Lorca tiene un poema maravilloso “Herido de amor” sobre un desengaño amoroso que padeció. Y en él figura como un ejemplo de algo doliente habla de un “bisturí de cuatro filos”. Me gustó esa expresión. En mi caso esos “cuatro filos” son la variedad de registros y temas de los 27 relatos, y manifiestan mi deseo de que penetraran como un bisturí en la sensibilidad del lector.

Por último, nuestra pregunta obligada, háblanos de tus proyectos de futuro.

Estoy repasando y corrigiendo una novela que tiene por protagonista a Juan Jover, el mismo de “Ángeles negros” y una saga de cinco novelas más. Mis lectores me lo han pedido y yo me encuentro a gusto con ese personaje y sus adláteres.

Aunque ya está escrita, siempre uno, cuando la relee encuentra un matiz. Una frase, una palabra a mejorar. En eso estoy. Y mientras tanto, y de tanto en tanto, vuelvo al relato. A primeros de enero, en la próxima edición de la revista literaria “narrativas”, de Carlos Manzano, aparecerá el último. Invito a entrar en Internet y leerlo.

Tomamos nota y desde Mucho Más Que Un Libro te deseamos muchos éxitos.

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