¡Con Wallander en el corazón!

Vivió una vida plena, alcanzó el éxito como escritor y fue un incansable activista social contra la injusticia y la mezquindad humana. Henning Mankell, el creador del brillante y depresivo inspector Wallander, murió el 5 de octubre en Goteborg víctima de un cáncer, cerca de dos años después de diagnosticarse la enfermedad. Mankell no pudo ganar esta batalla, pero nos dejó una de las series de novela negra que mejor plasman el desconcierto, la violencia y la inseguridad de nuestra sociedad: la del inspector de policía sueco Kurt Wallander.

Conocimos al inspector Kurt Wallander en 1991 en Asesinos sin rostro, cuando el investigador ronda los 43 años. Un matrimonio de ancianos es asesinado en una granja de Learp. No hay móvil aparente, pero la mujer, antes de morir, pronuncia la palabra “extranjero”. Es suficiente para despertar los prejuicios raciales de una comunidad que solo es pacífica en apariencia. En esta primera novela, Wallander arrastra unos problemas personales que continuarán a lo largo de toda la serie. En Los perros de Riga (1992), segunda entrega de la serie, nuestro atribulado inspector viajará hasta Riga, la capital de Letonia, para esclarecer el asesinato en Suecia de dos hombres letones. En ese país convulso, inmerso en pleno proceso de democratización tras la desintegración de la URSS, Wallander, angustiado por su reciente separación, conocerá a Balba Liepa, con la que  iniciará una relación amorosa que no continuará.

En su siguiente caso, La leona blanca (1993),  Wallander se verá involucrado en una  conspiración internacional encabezada por una  organización de extrema derecha decidida a  dinamitar el proceso antiapartheid en la lejana Sudáfrica. Un asesino a sueldo entrará en escena para atentar contra la vida de un importante dirigente político. El hombre sonriente (1994) plantea el espinoso tema de la delincuencia económica instalada en las altas esferas y el inspector Wallander verá su vida amenazada mientras mantiene un enfrentamiento cada vez más personal con un adinerado, sonriente y autoritario mecenas. La falsa pista, publicada en 1995, sitúa la acción en el verano de 1994. Mientras se disputan los partidos finales del Campeonato Mundial de Fútbol, un brutal asesino en serie inicia su sanguinaria actividad. De nuevo, Wallander pondrá en peligro su vida y la de sus allegados siguiendo una pista que le conducirá hasta las élites políticas.

La quinta mujer (1996) nos presenta a otro asesino de temible inteligencia que parece guiarse por el deseo de venganza. La irrupción del criminal romperá la tranquilidad habitual de la ciudad sueca de Ystad y falsas pistas provocarán el aumento del pánico entre la población. La noche de San Juan inicia la trama de Pisando los talones (1997). En esta ocasión, Wallander llegará al verano presa de un extraño agotamiento que a punto está de costarle la vida. Mientras, una madre denuncia la desaparición de su hija y Svedberg, uno de los colaboradores del inspector, desaparece sin dejar rastro. Cortafuegos (1998) plantea la brutalidad sin sentido y la falta de empatía de unas adolescentes que asesinan salvajemente a un taxista, mientras Wallander continúa sin solucionar sus problemas personales.

La serie Wallander da un vuelco con La pirámide (1999) que, en sus cinco relatos, se remonta a veinte años antes del inicio de la primera novela, cuando el inspector era un joven agente lleno de ilusiones y ambiciones profesionales, cuya vida privada ya se adivinaba como conflictiva. Los relatos descubrirán al lector un Wallander antes de Wallander esencial para comprender su mundo. Tras esta novela, Henning Mankell escribió Huesos en el jardín, publicada exclusivamente en Holanda en 2004. La acción, situada en octubre de 2002, nos presenta a un Wallander cincuentón que encuentra huesos de una mano semiocultos entre la hierba del jardín de la que podría convertirse en su nueva casa. La mano pertenece a un cadáver que podría llevar enterrado más de cincuenta años. Pese a los recortes en el presupuesto del Departamento de Policía de Escania, Wallander se propone esclarecer el crimen.

El hombre inquieto (2009) cierra la serie. Wallander ya ha cumplido los 60 años, vive en el campo y se ha convertido en abuelo. Sin embargo, la desaparición del suegro de su hija Linda, un oficial de alto rango de la Marina sueca, le obliga a implicarse en una investigación que le llevará hasta la época de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría.

Nacido en Estocolmo en 1948 (el mismo año que su personaje), Henning Mankell abandonó los estudios a los 16 años. Se embarcó en un barco mercante, vivió en París y, de regreso a Suecia, trabajo como actor y director de teatro. Autor comprometido y solidario con los más desfavorecidos, decidió iniciar una serie de novela negropolicial: la del inspector Kurt Wallander, para explorar la Suecia más oscura y alejada de los estereotipos de sociedad paradisíaca. La serie Wallander alcanzó un gran éxito en todo el mundo y su autor fue galardonado con el II Premio Pepe Carvalho 2007 por el conjunto de su obra en el campo de la novela negra y policíaca. En su último libro, Arenas movedizas / Arenes movedisses, Mankell afronta el tema de su enfermedad y, una vez más, reflexiona sobre la pobreza, la injusticia, la ecología, las desigualdades y la responsabilidad de vivir.

Henning Mankell, uno de los reyes indiscutibles de la novela negra nórdica, se ha ido, pero nos deja a Kurt Wallander, un investigador humano y contradictorio, como la vida misma, que siempre tendrá un lugar en nuestro corazón.