¡Crímenes en la biblioteca!
Un supuesto suicidio y una serie de crímenes sin conexión aparente jalonan la historia que nos cuenta “El lebrel de los Basketville”, novela policíaca de Eduardo Oller. Este es el séptimo caso publicado del detective privado Juan Ollero, al que siempre acompaña su fiel amigo Magín Herrero y su “alter ego” John Pottery, reflejo este último de las excepcionales cualidades deductivas de Sherlock Holmes, el detective literario más famoso de todos los tiempos. De cómo fue la creación y desarrollo de la trama, la elección del título, el origen de las ansias de venganza del antagonista y de muchas cosas más hablamos con el autor en la Biblioteca Pare Miquel d’Esplugues. Fue el viernes 6 de junio. ¡Se nos hizo corto!
“El título surgió como una broma o un reto que me hice a mí mismo. Pensando en El perro de los Baskerville, una de las novelas más conocidas de Arthur Conan Doyle, me plantee si sería capaz de crear una historia relacionada con un equipo de básquet cuyo nombre hiciera referencia de alguna forma a la novela de Conan Doyle”, explicó Eduardo Oller. De esta idea surgió la historia que nos cuenta “El lebrel de los Basketville”, cuya acción transcurre entre Barcelona y Novés, un pueblo ubicado en la provincia de Toledo. El título se refiere a un equipo de baloncesto fundado por un “fanático” de ese deporte, vecino de Novés. Por otra parte “la elección del pueblo rinde homenaje a los orígenes de mi madre, que se llamaba Nieves y nació en Novés”, reveló el autor.
“El lebrel de los Basketville” es la segunda parte de una trilogía que enfrenta al detective privado Juan Ollero y su amigo y confidente Magín Herrero, con Alexander Masón, un despiadado enemigo y antiguo discípulo del malvado Samuel Hierro, alias “el caballero”, enfrentado a Juan Ollero en una trilogía anterior, compuesta de Erside (2021), Stacco (2022) y Dos horas (2023). La derrota de Hierro implicó el surgimiento de un nuevo villano, Alexander Masón, “el contratista”, protegido de “el caballero” durante sus años de Universidad. Con este nuevo antagonista, Eduardo Oller ideó una nueva trilogía iniciada con Memoria en blanco, escrita durante la pandemia y todavía no publicada.
Es de suponer que este nuevo villano escapó indemne a su primer enfrentamiento con el detective Juan Ollero, para reaparecer en la segunda parte de la trilogía, El lebrel de los Basketville, decidido a ejecutar su venganza. La novela arranca con la locura repentina de un conocido de Magín y el supuesto suicidio en Novés de un familiar de Nieves, la portera de la finca en la que vive Juan Ollero y personaje inspirado en la madre del autor. Por el aprecio que sienten hacia Nieves, Ollero y Magín deciden acompañarla a Novés para confortarla en los difíciles momentos de su último adiós al difunto.
Pero no será esta la única muerte en El lebrel de los Basketville. Los crímenes y desapariciones inexplicables se suceden para desconcierto de Ollero y Magín. Es entonces cuando el detective decide “retirarse” y dejar paso a la mente privilegiada de John Pottery. “Tengo que explicar que, en esta novela, el lector encontrará “dos novelas”: una escrita por Eduardo Oller y la otra por el detective privado Juan Ollero, cuando se retira a su habitación para escribir un relato que convierte a John Pottery, en realidad Sherlock Holmes, en protagonista e investigador principal de los crímenes”. Se trata de una innovación del autor con respecto a los anteriores casos de Juan Ollero, en los que Pottery aparece cuando Ollero se atasca en la investigación, pero este no se retira a escribir un relato paralelo. “Un lector me lo sugirió y me pareció buena idea”, confesó Eduardo Oller.
La acción de El lebrel de los Basketville transcurre entre Barcelona y la localidad toledana de Novés. En Barcelona, junto a los personajes de esta trepidante historia, el lector visitará la Escuela Industrial, una antigua fábrica textil construida en 1868 con tres galerías subterráneas utilizadas para conducir el vapor de las máquinas y calderas, así como la Casa de l’Ardiaca, en el barrio Gótico, cuya antigüedad data del siglo XII, sin olvidar el Mercat del Ninot, construido a finales del siglo XIX y recientemente restaurado, convertido en escenario de una de las escenas más alocadas y divertidas de la novela.
Finalizada la presentación de “El lebrel de los Basketville”, una novela policiaca cuya principal pretensión es entretener al lector, a la vez que le invita a pensar en problemas de actualidad como es el caso de la “gentrificación” que amenaza a determinados barrios de Barcelona, pasamos a “En lo que quede de otoño”, un libro que nos invita a reflexionar sobre las circunstancias que influyen en la forma de ser y comportarse de una persona a lo largo de su vida. Escrito en primera persona por Javier Fraga, un hombre que anda rozando los setenta (el otoño de su existencia), el protagonista, nacido en la España de la década de los cincuenta, conversa con un personaje imaginario y le explica como las costumbres de la época, la religión y las normas de obligado cumplimiento dictadas por el Régimen surgido de la Guerra Civil influyeron en la vida de la población y en la aceptación general de los papeles asignados al hombre y la mujer.
Nacido en Barcelona, Eduardo Oller desarrolló su actividad profesional fundamentalmente en el ámbito de la informática bancaria. Empezó a escribir en 2013 y en 2014 ganó el Primer Premio de relatos breves de Vimbodi i Poblet. Fue finalista con la novela Las seis letras en el II Premio Icue Negro para escritores debutantes, organizado por el certamen Cartagena Negra 2020. Es autor de las novelas: Estruc (2017); Las mensajeras (2019); Las seis letras (2019); Erside (2021), Stacco (2022) y Dos horas (2023). Estas tres últimas novelas forman la trilogía que enfrentó a Juan Ollero con Samuel Hierro, “el caballero”. El lebrel de los Basketville, publicada por Apeiron Ediciones a finales de 2024, nos presenta a un nuevo y escurridizo enemigo, el astuto y vengativo Alexander Masón “el contratista”.
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