Entrevistamos a Ulises Bértolo, autor de “Exitus”.

Nacido en Madrid en 1967, Ulises Bértolo es escritor, abogado, profesor de Derecho y académico de número de la Academia Xacobea. Asimismo, también colabora en proyectos de promoción deportiva y cultural sin ánimo de lucro.
Es autor de tres novelas que gozaron de buena acogida por parte de la crítica y los lectores. Con su primera novela, La sustancia invisible de los cielos, logró un gran éxito en Amazon, lo que le llevó a dar el salto a la edición profesional en 2015. Su segunda novela, Orthodoxia, fue publicada en 2016 por Ediciones Carena. En 2023 regresó al panorama literario con La Dama del Norte (Editorial Planeta) basada en la historia real de Ana Garrido, una mujer que despuntó en el ámbito del narcotráfico en España. La novela recibió el Premio Lloret Negre de Literatura a la mejor novela de género negro publicada en castellano en 2023. Exitus, un thriller escalofriante, ha sido publicada por Harper Collins en 2025.

¿Qué es primero para Ulises Bértolo: el Derecho o la literatura?
En mi caso el Derecho y la literatura discurren en paralelo, sin colisionar y sin competir. Diría incluso que se retroalimentan. El Derecho me obliga a lidiar con vidas reales y con hechos que a veces superan cualquier trama. La literatura, en cambio, me da la impunidad de la ficción. Aunque he de reconocer que la ficción es, muchas veces, la excusa perfecta para contar verdades incómodas.
¿Cuándo empezaste a escribir? ¿Te iniciaste con relatos o directamente con novela?
Empecé muy pronto. Quería ser periodista, hacía entrevistas imaginarias, escribía cuentos, poesía… A los doce años terminé mi primera “novela” inspirada en mis lecturas épicas de la época. Pero cuando decidí intentar publicar me lancé directamente a una historia larga. Supongo que siempre he tendido a pensar en formato de novela, a construir mundos, no solo escenas.

Antes de Exitus, publicaste tres novelas: La sustancia invisible de los cielos (2015), Orthodoxia (2016) y La Dama del Norte (2023). ¿Nos cuentas brevemente su argumento? ¿Cuál es tu preferida?
La sustancia invisible de los cielos cuenta la historia de un hombre encerrado en una abadía durante más de cincuenta años, visitado por alguien que, al encontrarlo, pone en marcha un engranaje internacional vinculado a un secreto antiguo. Orthodoxia relata la lucha de un equipo policial por resolver un crimen incomprensible cuyo motivo parece esconderse tras un cuadro enigmático. La Dama del Norte, basada en hechos reales, recorre la vida de la mujer que llegó a liderar una de las mayores organizaciones criminales de nuestro país. Todas, en el fondo, son una crítica al dogmatismo, a las ideologías que se convierten en absolutos y al peligro que entrañan quienes creen tener todas las certezas.
¿Mi favorita? Supongo que la que está por escribirse.
De La Dama del Norte, que novela la historia de una reina del narcotráfico en un mundo dominado por hombres, pasamos a Exitus, donde nos cuentas una historia de venganza con tintes esotéricos y sobrenaturales. ¿Qué opinas de los rituales ancestrales basados en creencias mitológicas?

Los rituales ancestrales me resultan interesantes no por su componente sobrenatural, sino por lo que revelan del ser humano. Cada mito, cada invocación, cada gesto ceremonial, es una forma de darle sentido a la incertidumbre de nuestra existencia. En Exitus no me interesaba tanto si los rituales “funcionan”, sino por qué alguien necesita creer en ellos y qué tipo de pecados buscaba expiar. En el fondo, los rituales no hablan de dioses, hablan de nosotros.
La acción de Exitus está ambientada en las calles de Madrid, con la policía intentando encontrar contrarreloj a una joven desaparecida para evitar su más que probable asesinato. Sin embargo, el inicio de la pesadilla se remonta a años atrás y nos lleva a tierras y religiones remotas, donde la vida prácticamente carece de valor. ¿Cómo se te ocurrió relacionar los crímenes del autodenominado Estado Islámico en la región de Sinyar (Irak) con una trama de investigación policial en una ciudad occidental?
La relación surgió al pensar que lo que ocurre lejos nunca está tan lejos como creemos. Cuando investigué la historia del pueblo yazidí, entendí que no estaba ante una realidad exótica sino ante una verdadera tragedia, y comencé a construir la novela imaginando el desierto de Sinyar contra el asfalto de Madrid, y como un crimen ritual cometido a miles de kilómetros puede terminar llamando a la puerta de una inspectora que ni siquiera sabe que ya está dentro de la historia.
El lector viajará de Madrid, en la actualidad, a la región de Sinyar, en el noroeste de Irak y conocerá al pueblo yazidi, pacífico y, principalmente, dedicado a la agricultura y la ganadería. En su religión monoteísta, una figura central es Melek Taus, también conocido como el “Ángel Pavo Real”. ¿Qué puedes contarnos de esta deidad yazidí? ¿Cómo te has documentado?
Melek Taus es una figura hermosa y a la vez temida. El Ángel Pavo Real, custodio de la Tierra, intermediario entre lo divino y lo humano. Para los yazidíes es un ser luminoso, símbolo de libertad y de responsabilidad moral. Para otros pueblos de la región, durante siglos, fue malinterpretado como una encarnación del demonio. Esa confusión, o esa voluntad de confundir, les ha costado a los yazidíes varios genocidios a lo largo de los siglos. Se les ha perseguido no por lo que son, sino por lo que otros decidieron que eran. Para mí lo importante no es decidir si el demonio existe o no, sino el papel que estamos dispuestos a darle.

Para documentarme, me sumergí en estudios académicos, informes de ONGs, investigaciones antropológicas, el libro de una superviviente y hasta en el diario de un boina verde. Y, aun así, tuve la sensación de que apenas tocaba la superficie. En Exitus explico muchas de estas claves, pero no desde un enfoque académico, sino desde la experiencia emocional de los personajes
¿Cuáles son las principales creencias y mitos de la religión yazidi? ¿Nos lo explicas?
Su credo es complejo, antiguo, lleno de capas simbólicas, como la reencarnación del alma, la prueba del fuego, el valor sagrado del cuerpo, la figura de siete ángeles que median con Dios…. El más importante de esos ángeles, Melek Taus, se negó a postrarse ante Adán como prueba de lealtad hacia Dios. Otros pueblos lo interpretaron como una “rebeldía demoníaca”, y ahí está el origen de siglos de persecución. Si sus creencias han sobrevivido es gracias a la transmisión oral y a una férrea y silenciosa resistencia.

En su frenética búsqueda de la joven secuestrada, Elia Sandoval descubrirá la existencia de el “Gran grimorio” libro escrito en el siglo XVI con instrucciones para invocar demonios y realizar rituales satánicos. En pleno siglo XXI ¿se celebran todavía misas negras con adoradores del diablo? ¿conoces algunas características de estos, para mí, inquietantes rituales?
Hoy en día no podemos pensar en las misas negras propias de otra época, pero es cierto que siguen existiendo grupos más o menos organizados que recrean rituales de inspiración satánica no vinculadas con el crimen sino con la provocación estética o el rechazo frontal a la moral religiosa tradicional. Pero también hay submundos más oscuros donde probablemente, esos ritos funcionan.
Y entre sus características me llamaron especialmente la atención la inversión de símbolos cristianos, no por fe, sino por confrontación, la cuidada escenografía con velas, sigilos e invocaciones, y la idea de pacto no con un demonio literal, sino con la parte de uno mismo que reclama libertad absoluta. En Exitus no me interesaba describir el ritual por el morbo, sino por lo que revela de quienes lo realizan. Su necesidad de dar sentido a la violencia, de justificar lo injustificable, de buscar en sus actos cierto sentido trascendente.

No es ningún secreto que una de las principales fuentes de financiación del Estado Islámico proviene del abominable tráfico de órganos. ¿Cuentan con la complicidad y la corrupción de altos estamentos occidentales para llevar a cabo este sangriento “negocio”? ¿Cuánto hay de realidad y cuánto de ficción?
El tráfico de órganos en zonas de guerra es una realidad documentada, aunque rodeada de opacidad. Hasta ahí se puede hablar sin riesgo. Lo que ya resulta más complicado es determinar hasta qué punto ese “negocio” necesita la complicidad de estamentos occidentales. En Exitus juego precisamente con esa frontera difusa. No doy respuestas cerradas, pero sí planteo las preguntas adecuadas. Qué hay de verdad y qué hay de ficción es algo que el lector irá descubriendo a medida que avance en las páginas.
Exitus es una novela coral con muchos personajes, que nos lleva desde la cosmopolita y moderna ciudad de Madrid hasta las guerras que se libran en regiones remotas con la religión y los odios étnicos como telón de fondo. Muchos personajes no son ni enteramente buenos ni completamente malvados, aunque la maldad del ser humano parece no tener límites. ¿Tienes algún favorito?
Elegir un favorito en una novela coral me resulta difícil porque cada personaje sostiene una pieza de la historia, pero si tengo que señalar a uno, diría Coronado, el subinspector, no porque sea un héroe (no lo es), sino porque encarna una lealtad incorruptible. Es alguien que ha visto demasiado, que arrastra sus propios fracasos, pero que aún conserva un código moral propio. También tengo una debilidad especial por Fermín Zulueta y su capacidad innata para joderle la vida a todo el mundo. O quizá mi preferida sea la inspectora Elia Sandoval, por su naturaleza frágil, contradictora y vulnerable… ¿Lo ves? No soy capaz de encontrar un favorito.

¿Qué significado le otorgas a Exitus, el título de este thriller tan turbador como impredecible?
Exitus es un término médico, el último aliento, la salida final. Pero en la novela su significado no es tan literal, tiene más que ver con lo que ocurre por dentro que con lo que sucede fuera, penetra en ese territorio donde los personajes esconden lo que realmente son. Lo inquietante no es la muerte, sino lo que somos capaces de hacer para evitarla o darle sentido. Así que lo impredecible es aquello que podríamos llegar a ser si se dan las circunstancias propicias. Ese tipo de situaciones son las que enfrentará el equipo policial encargado de la investigación.
¿Decidiste el título, la trama y el final de la novela antes de comenzar a escribir? Cuéntanos.
Exitus, ese término médico tan frío y preciso, era una verdadera declaración de intenciones sobre lo quería contar, así que lo tuve claro desde el principio. La trama, en cambio, nació de una intuición; comencé imaginando la desaparición de una mujer en Madrid que guardaba similitudes con un asesinato ritual ocurrido seis meses antes, y a partir de ahí, fui construyendo capas, personajes y resonancias entre tiempos y lugares. Y aunque el final estaba decidido, necesitaba que la trama se fuera completando durante el proceso de escritura. Siempre necesito que el libro me hable, es una manera de sentirlo vivo.

Se acercan las Navidades, una época ideal para comprar y regalar libros. Aparte de Exitus, ¿qué cinco novelas nos recomendarías?
La pregunta de qué libro recomendaría por Navidad siempre me descoloca un poco. No por falta de títulos, sino porque prefiero no quitarle al lector ese momento especial de encontrar por sí mismo su libro. Pero si alguien me pidiera una pista, quizá mencionaría Epitafio para un espía, de Eric Ambler, El misterioso caso del impostor del Titanic, de Carmen Posadas, Las partículas elementales, de Michel Houellebecq, para los que (como yo) albergan dudas existenciales, La rebelión de los buenos, de Roberto Santiago, y El infinito en un junco, de Irene Vallejo.
Por último, te pediré que nos hables de tus próximos proyectos literarios.
Estoy trabajando en una novela basada en un episodio histórico real, algo que de nuevo tiene que ver con el poder y con el daño que producen los que quieren controlarlo todo, incluso aquello que debería quedar fuera de su alcance. Será una novela que hable del pasado, pero con temáticas muy actuales, porque el abuso de poder nunca prescribe.
¡Te deseamos mucha suerte!