¡Descubramos “Invisibles” con Graziella Moreno!
Graziella Moreno Graupera, jueza y escritora, debutó en la literatura negra en 2015 con Juegos de Maldad, una novela policial y judicial que mostraba el día a día en los juzgados y desmontaba los estereotipos sobre jueces y policías. Esta ópera prima se presentó en los principales festivales de género negro, como Valencia Negra y la Semana Negra de Gijón, entre otros, y fue nominada a Mejor Novela Negra de 2015 en la primera edición de Cubelles Noir. En 2016, publicó El bosque de los inocentes, más fantástica y personal, y en 2017 vio la luz su tercera novela, Flor seca, que continúa la historia de los personajes protagonistas de Juegos de maldad. En 2018, publicó Querida Elsa (en formato digital en la plataforma Black and Noir). Además, ha participado en varias antologías de relatos. Nada más iniciar 2019, publica Invisibles, una novela dedicada “A los que desaparecen sin dejar rastro y a los que no renuncian a encontrarlos”.
En Juegos de maldad, tu primera novela, quisiste mostrar al lector el funcionamiento real de los juzgados de instrucción; en El bosque de los inocentes, nos hablas de antiguas leyendas sobre brujería y criaturas fantásticas y nos previenes sobre los peligros que acechan a los niños, los más indefensos; Flor seca, tu tercera novela, retoma la historia de los principales personajes de Juegos de maldad para hablar de la corrupción en su vertiente más básica. ¿Cuál es el objetivo de Invisibles?
El objetivo no es otro que mostrar el drama de las personas que desaparecen, de aquéllos a los que nadie busca y que ni siquiera interesa si están vivos o muertos. La angustia de los familiares, la impotencia de los que intentan encontrarlos y se quedan sin pistas; es algo que sucede todos los días y quería darle visibilidad. También he querido hablar de la soledad, de lo importante que es la infancia, de la solidaridad, de la empatía. Está inspirada en hechos que conozco por mi profesión de juez y en experiencias personales. De hecho es una novela que empezó a gestarse en 2010 y que no he podido publicar hasta ahora.
En la contraportada de Invisibles figuran cifras alarmantes: a mediados de 2018 se estima que en nuestro país desaparecen una media de 38 personas al día. ¿Deberíamos sumar a esos números, ya de por sí escalofriantes, las personas cuya desaparición no es denunciada, a los que nadie echa en falta?
Exacto, las cifras reflejan las denuncias que presentan los familiares y amigos de las personas que desaparecen, pero también encontramos restos humanos sin identificar que pasan a forma parte del sistema. Se trata de personas cuya ausencia no ha sido denunciada y no existe un ADN que pueda cotejarse para saber quién es.
Hombres, mujeres, niños… ¿Cuál es el perfil de los desaparecidos? ¿Son jóvenes en plenas facultades, ancianos con problemas de demencia o similares? ¿Se van de casa voluntariamente o son víctimas de un secuestro? ¿Cuáles son los pasos a seguir cuando se denuncia una desaparición?
No existe un perfil de desaparecidos, cualquier persona, hombre, mujer, niños o ancianos pueden desaparecer por muchas causas. La persona desaparecida es aquélla sobre la que sus familiares o amigos no tienen noticias. Pueden ser voluntarias, entre las que distinguiríamos las de los mayores de edad que abandonan su domicilio porque así lo desean y las fugas de menores ya sea de centros de internamiento o del propio hogar. Caso aparte es el de las personas con algún trastorno de desorientación que puedan marchar de forma voluntaria y luego son incapaces de volver y no son hallados. En las desapariciones involuntarias o forzadas siempre hay un delito detrás. Se considera que la desaparición es de alto riesgo cuando se trata de menores, o hay indicios de secuestro u otros delitos. Lo primero que hay que hacer es denunciar la ausencia en el momento en que se tiene conocimiento de ella sin esperar más; si una persona desaparece de su entorno habitual sin dar señales hay que acudir inmediatamente a la policía.
Los medios de comunicación acostumbran a destacar los casos que terminan de forma trágica. Pienso por ejemplo en Marc y Paula, los dos jóvenes asesinados en el pantano de Susqueda. ¿Podemos abrigar la esperanza de que también hay finales más afortunados, aunque no se publiciten? En la era de las Estadísticas, ¿podríamos citar algún porcentaje al respecto?
La mayoría de los casos de desaparecidos tienen un final, ya sea positivo porque se encuentra a la persona, o triste, si encontramos un cuerpo. Hoy en día existen muchos más medios para poder resolver estos casos por lo que el porcentaje de resolución es mayor en los casos más actuales. Las cifras que recogen las desapariciones no resueltas que se suman a ese registro histórico responden a casos que llevan muchos años sin resolverse. No puedo dar ningún porcentaje sobre las que se resuelven positivamente.
Invisibles toca el tema de unas inexplicables desapariciones de mujeres de toda edad y condición, aunque solo una de ellas ha sido denunciada. Tres personajes: Sara, una policía expedientada, Simón y Pablo, cada uno por motivos diferentes, recorren la ciudad para averiguar qué ha sido de ellas. ¿Por qué son unos detectives aficionados y una policía que no está autorizada a investigar los que buscan a las mujeres desaparecidas? ¿Crees que faltan medios en los estamentos policiales y judiciales para encarar esta lacra?
Es la trama de la novela. Invisibles son las mujeres que desaparecen, porque salvo algunas de ellas, el resto no parece interesar a nadie, y también lo son los protagonistas, marcados por su pasado, que se lanzan a esta búsqueda cada uno con sus motivaciones, por sentirse útiles, por redimirse. Siempre faltan medios policiales y judiciales, pero no era este el objetivo de la novela.
Todos los desaparecidos en Invisibles son mujeres. ¿Desaparecen más mujeres que hombres en la vida real? ¿A qué crees que es debido?
De hecho es al revés. Las estadísticas indican que el 57,24% de los desaparecidos son hombres y un 42,76% son mujeres. En la novela se habla sobre mujeres desaparecidas, pero podrían haber sido perfectamente hombres o niños.
Invisibles se desdobla en dos tramas que se entrelazan hasta converger en un final sorprendente. Miguel Montero, otro de los personajes, vive atormentado creyéndose culpable de la muerte de un ser querido. ¿Qué puedes contarnos de este coprotagonista de la novela? ¿Te has basado en casos reales?
La primera escena de la novela, que es la muerte de la madre de Miguel, está inspirada en un caso real. Miguel ha vivido toda su vida arrastrando ese sentimiento y lo que sucede en la novela va a hacerle dudar de sí mismo. Es un hombre inseguro, que vive a la sombra de su hermano mayor, que ha conseguido ser una persona con éxito. Se valora poco y también es víctima de lo que sucedió en su infancia como el resto de personajes principales de la novela.
Al igual que en tus anteriores novelas, Invisibles llama la atención del lector sobre muchas verdades incómodas, que no por ello dejan de estar ahí. Es el caso del psicópata asesino. ¿Dejará de matar una vez haya cumplido su condena? ¿Hay alguna posibilidad de rehabilitación?
Los psicópatas son personas que carecen de empatía y “cosifican” al resto, que están a su disposición para conseguir sus propios fines. Qué hacer con ellos cuando ya han cumplido su condena es una cuestión de política criminal con muchas preguntas y con ninguna respuesta definitiva. Son un gran problema para la sociedad.
Tus lectores sabemos por otras novelas tuyas como El bosque de los inocentes o Flor seca que te fascina el tema de la mitología griega. En Invisibles encontramos referencias a las Erinias, que atormentan a uno de los personajes de la novela ¿Podrías explicarnos quienes son y el motivo de su inclusión en la trama?
Las Erinias son divinidades violentas en la mitología griega que los romanos identificaron como las Furias. Son fuerzas primitivas que no reconocen la autoridad de los dioses de generación más joven. Son tres: Alecto, Tisífone y Megera. Se representan como seres alados, con serpientes en la cabellera y en la mano llevan antorchas o látigos. Su misión esencial es la venganza del crimen, castigan las faltas contra la familia, los que atentan contra la vida de las personas. El asesinato es una mancha que pone en peligro la estabilidad del grupo. Las Erinias vuelven loco al homicida y ese es su castigo.
En la novela, uno de los personajes, el doctor Roca, conoce desde la infancia este mito y está obsesionado por él.
La novela negra nos explica la parte más oscura del mundo en que vivimos ¿Podemos protegernos de algún modo contra tanta maldad?
El ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor. La novela negra expresa, expone, muestra las conductas humanas. Es una forma de retratar la sociedad en la que vivimos y por eso nos atrae tanto.
Una vez publicada la novela, llega el momento de promocionarla para llegar a los lectores, en festivales, jornadas literarias, clubs de lectura, charlas y conferencias… ¿Qué opinas de tus experiencias en estos años de escritora y del incremento del número de festivales en nuestro país? ¿Tienes previsto acudir a muchos eventos literarios en este año que justo acabamos de iniciar?
Mi experiencia es muy positiva. He asistido durante estos años a festivales y a encuentros con lectores y es la parte más agradecida ya que puedes contactar con ellos y tener un feedback personal sobre la novela. Escribir es una actividad solitaria y comprobar que hay quien lee tus textos y disfruta y reflexiona con ellos, es una recompensa muy grande. Ya estuve en una mesa redonda en el festival de Castelló Negre, que se celebra en febrero, y tengo previsto participar en más cosas todavía no concretadas.
¿Tendrá continuación Invisibles?
No, es una novela única.
Háblanos de tus proyectos literarios…
Estoy iniciando una trama que no tiene nada que ver con las anteriores, de hecho, el tema fundamental es el amor y también hay intriga. No puedo decir nada más.
Desde Mucho Más Que Un Libro te deseamos mucha suerte.