Entrevistas Novela Negra

Descubrir secretos: Almas cautivas, de Nil Kandel

Nil Kandel, autor de Almas cautivas.

Nil Kandel nació en Sabadell y siempre ha vivido cerca de Barcelona.  Pasó su infancia en una casa de campo y allí descubrió su afición por la lectura.  Pasaba largas horas leyendo novelas de aventuras y de misterio. Descubrió que le gustaba imaginar historias, por lo que en la adolescencia empezó a escribir cuentos, relatos cortos y poesías en las que reflejaba sus inquietudes.

Durante varios años compaginó sus dos pasiones: la literatura y la música. Formó parte de algunas bandas de rock progresivo y compuso varias canciones.  Hasta que decidió dedicar más tiempo a la narrativa con la intención de escribir novelas, básicamente de suspense y de intriga psicológica, como La última carta de Nagore, publicada a finales de 2019. En 2020, en plena pandemia, publicó La vida oculta de la ciudad, su quinta novela escrita y la segunda publicada. A finales de 2021, publica Almas cautivas, un thriller psicológico que transportará al lector hasta un mundo rural que poco tiene de idílico.

Al igual que en tus anteriores novelas, La última carta de Nagore y La vida oculta de la ciudad, la historia se desdobla en dos tramas temporales. Unos hechos ocurridos treinta años atrás condiciona el presente de los personajes ¿Tan importante es el pasado para vivir el presente?

No es que sea importante para vivir, pero es evidente que nos condiciona. Somos el resultado de experiencias que hemos vivido en la niñez y en la adolescencia, y de las decisiones que hemos tomado a lo largo de los años.

Masía centenaria, apartada del pueblo.

Buena parte de la acción de Almas cautivas transcurre en la casa Rifé, una masía centenaria apartada del pueblo de Vilafosca y rodeada de bosques. Pasaste tu infancia o parte de ella en una casa de campo. ¿Qué opinas de la vida en el medio rural? ¿Cómo fue tu experiencia?

La vida en el medio rural es bastante dura incluso en la actualidad. La gente que vive del campo debe renunciar a muchas comodidades y a menudo se siente aislada. En los años setenta, la sensación de aislamiento podía ser casi absoluta, ya que entonces había muchas casas de campo que no tenían ni luz eléctrica ni teléfono. Eran casas grandes donde en invierno se pasaba frío, y si se quería agua caliente para lavarse había que calentarla en la hoguera. A pesar de eso, guardo un buen recuerdo de esa etapa, claro que cuando somos niños nos adaptamos con facilidad a cualquier entorno. Lo que recuerdo con más agrado son los veranos que compartí con algunos niños y niñas que vivían en el pueblo. Lo pasé muy bien con ellos. Los conocí cuando yo tenía ocho años y estuve con ellos cada verano, hasta casi el final de la adolescencia. De los primeros años que pasé en la masía no recuerdo muchas cosas. De hecho, cuando empecé a ir a la escuela, solo estaba allí los fines de semana y durante las vacaciones. Sé que me acostumbré a jugar en soledad y que me pasaba muchas horas leyendo. Siempre había alguien que me traía cómics y novelas. También ayudaba a mis tíos y a mis abuelos en tareas del campo y de la casa, y paseaba con los perros por los alrededores. Con todo eso me sentía feliz.

Daniel, un policía en excedencia, pasa cuatro veranos de su adolescencia en casa Rifé, lejos de la ciudad donde habitualmente vive con sus padres. Descubre la vida en el campo y le gusta, mientras que su amigo Aleix Moragues (hijo de la casa Rifé) desea vivir en la ciudad y alejarse de lo que considera una vida aburrida y asfixiante. ¿Cuál es tu opinión? ¿Crees que siempre deseamos e idealizamos lo que no tenemos?

Es cierto que tendemos a idealizar lo que no tenemos y no apreciamos lo suficiente lo que tenemos. Si hablamos de los personajes de la novela, Daniel y Aleix se conocen cuando tienen diez años y sus vidas son muy desiguales. Daniel vive en Barcelona, en un piso muy pequeño, no tiene hermanos y no se siente cómodo con ninguno de los compañeros  de la escuela. En la casa Rifé descubre los encantos de la naturaleza y el tipo de amistad que tanto desea. Allí encuentra el aire que necesita para respirar. El caso de Aleix es muy distinto. Es el menor de tres hermanos y se lleva bien con ellos. Le gusta el entorno natural en el que vive y adora a los animales. Sin embargo, la relación con su madre es para él cada vez más tóxica. No soporta que sea tan autoritaria y conservadora. Luego, ya en la adolescencia, descubre unos hechos acontecidos en el pasado y que le suponen un gran tormento. Por eso desea alejarse de sus padres y escapar de la masía.

La naturaleza, un personaje más en Almas cautivas.

“La vida en los años setenta era más difícil en el campo que en la ciudad” ¿Qué opina Nil Kandel?

Creo que la vida en el campo siempre ha sido más difícil, excepto en etapas concretas, por ejemplo, cuando a causa de alguna guerra hubo escasez de alimentos en las ciudades. En estas situaciones, en las casas de campo no sufrieron tanto ese problema, ya que siempre había alimentos a su disposición. Si hablamos de los años setenta, la vida en el campo era más dura que en la ciudad, sin duda, como también lo es ahora.

Almas cautivas nos presenta a todos los personajes que habitan la casa Rifé a principios de los setenta cuando Daniel, por consejo médico, entra en sus vidas: los tres hermanos Moragues (Robert, Neus y Aleix), los abuelos (Esteve y Teresa), los padres (Alfons y Natalia), el joven tío Isaac, los hermanos Bernat y Celia Santacana. ¿Qué puedes contarnos de todos ellos?

Daniel llega por primera vez a la casa Rifé cuando tiene diez años y encuentra en Aleix esa amistad y complicidad que no pudo encontrar en Barcelona. Robert es el mayor de los hermanos, y ya de niño se muestra como una persona práctica y directa, que huye de las complicaciones. Es quien más se parece a su padre. Neus es muy sensible y soñadora, aunque sus cualidades se ven mermadas por la presión que su madre ejerce sobre ella. Aleix es el más inquieto de los tres hermanos, y ya de niño muestra su talento y sus ideas avanzadas y revolucionarias, sobre todo, gracias a la influencia de su tío Isaac. Los abuelos, Esteve y Teresa, apenas han salido de la masía en los últimos años y viven atemorizados por los horrores que sufrieron durante la guerra civil española y la posguerra. Natalia es la hija mayor de Esteve y Teresa. Su carácter es muy fuerte y autoritario, y su obsesión es preservar la integridad moral de la familia, las buenas formas y las normas establecidas. Cuando se casó con Alfons, ella le encargó ser el responsable de los trabajos de campo y del cuidado de los animales. Alfons se limita a trabajar y siempre evita los problemas. Es así como se siente cómodo. Por eso deja que sea Natalia quien tome las decisiones importantes y quien se ocupe de las cuestiones financieras. Isaac es el hermano de Natalia, y ni ella ni sus padres le perdonan que hubiese abandonado la casa Rifé al cumplir los dieciocho años. La familia había previsto que él seguiría la tradición y que dedicaría la vida a trabajar en el campo. Sin embargo, Isaac descubrió en la adolescencia que deseaba descubrir otros caminos, muy alejados de su familia. Bernat Santacana y su hermana Celia fueron aceptados para ayudar en la masía cuando eran adolescentes. A cambio les dejaron dormir en un altillo del granero y les ofrecieron ropa y comida. Bernat es un chico huraño y agresivo, y su relación con los hermanos Moragues es muy complicada. Celia es muy tímida y apenas habla; solo sale del granero cuando le encomiendan alguna tarea en la casa. Vive traumatizada por experiencias que sufrió cuando ella y Bernat vivían en la montaña. Esta es la situación que Daniel encuentra en la casa Rifé cuando acude allí en su niñez. Treinta años después, todo es muy distinto.

Los bosques (escenario de las excursiones de Daniel y Aleix) rodean la casa Rifé.

La madre, la señora Natalia, merecería un capítulo aparte. Su autoritarismo, su difícil relación con sus hijos y con su hermano Isaac nos muestran a un personaje complejo y, yo diría, que atormentado. Presentas a una mujer de mediana edad muy alejada del “ideal” de una madre afectuosa para sus hijos. ¿Te has inspirado en algún personaje real?

No he conocido a ninguna mujer tan compleja y atormentada como Natalia, pero tuve relación con una familia en la que la madre trataba de un modo muy autoritario a sus hijos, y que incluso transmitía una cierta sensación de crueldad. Era una mujer obsesionada con la disciplina y con la imagen que se debía proyectar a la sociedad. Eso dificultaba  la relación que sus hijos  mantenían con los compañeros de la escuela o los amigos del barrio. Sí, podría decir que esa mujer me sirvió de inspiración para crear el personaje de Natalia.

“Las mujeres llevaban la voz cantante en la casa Rifé” Esta opinión de Daniel, ¿la podríamos ampliar a las relaciones familiares en el entorno rural? ¿Y en el urbano? ¿Cuánto hay de realidad y cuánto de ficción?

Eso es algo que aún parece impensable en muchas sociedades y culturas, donde las mujeres siempre acatan las órdenes de los hombres de la casa. Sin embargo, por lo que vi y escuché en casa de mis abuelos, en Catalunya era habitual que los hombres se cuidaran del trabajo en el campo y de los animales, y las mujeres administraban la economía familiar y tomaban las decisiones para que todo funcionase bien en la casa. Ahora puede parecer algo normal también en nuestras ciudades, pero en los años setenta era mucho más habitual en el entorno rural que en el urbano.

Ermita en ruinas, en los alrededores de la masía.

Al igual que en tus dos anteriores novelas, la música tiene un papel muy relevante en Almas cautivas. En casa Rifé, y de la mano de Aleix y el tío Isaac, Daniel descubrirá a Pink Floyd, David Bowie, Elton John, King Crimson y Genesis, entre otros grupos y cantantes que alcanzaron la fama en los setenta. ¿Por qué has elegido el rock y estos autores para introducirlos en una historia que podría calificarse de noir rural? ¿Algún disco favorito para Nil Kandel?

Lo cierto es que también me inspiré en vivencias de mi adolescencia al escoger ese tipo de música como banda sonora de la novela. Cuando yo tenía doce o trece años descubrí la música de Pink Floyd y supuso una experiencia fascinante. Era un tipo de música que me hacía volar la imaginación. Un amigo que vivía en el pueblo tenía un buen equipo de música y nos juntábamos en su casa para escuchar discos y cintas de casete. Escuchábamos rock progresivo, rock psicodélico, hard rock y pop-rock de los años setenta. Era lo que más nos gustaba y lo pasábamos muy bien. Al situar ese tipo de música en la novela, pensé que encajaba con las inquietudes y el carácter de Aleix. Para Aleix, descubrir y escuchar estos discos es algo parecido a viajar, y de este modo escapar de una atmósfera que a menudo le resulta asfixiante.

Copiosos desayunos y sabrosos platos cocinados en los fogones de casa Rifé despiertan el apetito del lector. ¿Se come mejor en los pueblos que en las ciudades? ¿Qué nos recomendarías a los urbanitas que buscamos calma y sosiego en una excursión campestre?

Existen muchos tópicos acerca de la comida. Es cierto que en los pueblos podemos disponer de alimentos frescos con más facilidad, aunque, actualmente, estos alimentos también llegan a las ciudades cada día. Si hablamos de restaurantes, en las ciudades encontramos mucha más variedad, y esa es una gran ventaja. En los pueblos hay buenos restaurantes, claro, pero también abundan los que ofrecen una carta muy limitada donde predomina la carne asada y poco más. Mucha gente joven está optando por una alimentación vegana o vegetariana, y en los pueblos es complicado encontrar restaurantes que ofrezcan ese tipo de comida. Sin embargo, en las ciudades cada vez abundan más estos restaurantes.

En cuanto a lo de la excursión campestre, recomendaría ante todo olvidarse del teléfono y del reloj y dedicar esas horas a disfrutar todo lo posible de la naturaleza, eso sí, respetando el entorno.

La música, especialmente el rock en sus diferentes estilos, tiene un papel protagonista en Almas cautivas.

No es calma y sosiego lo que siente Daniel cuando, por su antigua amistad con Robert Moragues, busca a Aleix, desaparecido y presuntamente asesinado, por los bosques que rodean el pueblo de Vilafosca. Esos mismos bosques que tanto frecuentaron en sus excursiones en bicicleta durante los veranos de su adolescencia. ¿Cómo se gestó el argumento de Almas cautivas? ¿Decidiste la trama y el final de la historia antes de empezar a escribir?

Normalmente, antes de empezar a escribir, intento crear en la mente el esqueleto de la trama. Suelo hacerlo mientras paseo, ya sea entre los bosques o cerca del mar. En el caso de Almas cautivas, pensé que podría usar algunas vivencias de la niñez y la adolescencia para crear la atmósfera apropiada donde situar la novela. Me apetecía situar la historia en un entorno rural, ya que la trama de La vida oculta de ciudad, que era la novela que había terminado, transcurría en gran parte en Barcelona. Quería escribir un argumento basado en ese nexo que nos une al pasado y que puede ser un obstáculo para afrontar el futuro. Imaginé a un hombre que tiene la oportunidad de realizar eso que treinta años atrás no se atrevió a hacer. Piensa que de este modo resolverá los remordimientos, pero las ansias de venganza lo conducen hacia una espiral de sucesos que ponen en peligro su vida. Es el riesgo al que nos enfrentamos cuando no cortamos a tiempo esos lazos que nos unen de un modo tóxico al pasado.

El conflicto no resuelto entre campo y ciudad no es el único tema espinoso que plantea Almas cautivas. La salud mental, el maltrato animal, los primeros desengaños en la amistad y el amor, el régimen dictatorial, la opresión de la mujer, el antimilitarismo, el poder y la influencia de la Iglesia, especialmente en el medio rural, son otras tantas cuestiones planteadas a lo largo de la historia. Estamos en 2022, muy lejos o quizás no tanto de la década de los setenta donde se desarrolla una parte importante de la trama ¿Te parece que hemos avanzado en la lucha por conseguir vivir en un mundo mejor?

Creo que sí, aunque todo es muy relativo. No podemos olvidar que existen demasiadas injusticias en el mundo y diferencias abismales de calidad de vida, si nos comparamos con países donde la gente sufre una pobreza extrema. Es evidente que aquí hemos avanzado mucho en temas de conciencia social, igualdad entre las personas, respeto por la vida de los animales y por el medio ambiente. Vivimos mucho mejor ahora que hace cuarenta años, eso es evidente, a pesar de que sufrimos problemas medioambientales que aumentarán si no se corrige pronto nuestro modelo de vida y de consumo. Otra cosa que me preocupa es que nos estamos convirtiendo en esclavos de los avances tecnológicos, y esa dependencia es muy peligrosa. De todos modos, no podemos olvidar que en muchos países aún se vive mucho peor de cómo se vivía aquí en los años setenta. Muchos prefieren ignorarlo, como si esa parte del planeta no existiera, pero es la triste realidad.

Obras maestras cinematográficas de todos los tiempos.

El hombre que mató a Liberty Valance, de John Ford, y La muerte tenía un precio, de Sergio Leone, dos westerns de culto que Daniel y los hermanos Moragues descubren durante los años felices de su adolescencia. ¿Te gusta el cine? ¿Qué cinco películas de cualquier género recomendarías a nuestros lectores como obras maestras?

Sí, claro que me gusta el cine. Siempre me ha parecido una experiencia mágica entrar en una sala de cine y acomodarme ante una enorme pantalla, y luego sentirme absorbido por las imágenes y la historia que me muestran. Por mucho que se diga, nunca será lo mismo ver una película en casa que en una sala de cine, aunque nos compremos el televisor más grande del mercado. En cuanto a cinco recomendaciones, no es nada fácil, con la cantidad de películas que me han apasionado. Me gustan varios géneros cinematográficos. El hombre que mató a Liberty Valance es mi western preferido. Stanley Kubrick y Alfred Hitchcock son los directores a los que más admiro. Kubrick filmó varias películas geniales, pero si debo escoger una, me quedo con La naranja mecánica, por lo mucho que me impactó cuando la descubrí. De Hitchcock, mi preferida es Vértigo. En el terreno de la ciencia ficción, Blade Runner me parece una obra maestra. Y para completar las cinco películas, me gustaría añadir Érase una vez en América, de Sergio Leone. Con esta colosal película, Sergio Leone se consolidó como un fantástico director de cine y demostró que podía realizar otro tipo de películas, aparte de westerns.

¿Cómo y cuándo decidiste el título de la novela? ¿Qué puedes contarnos?

Debo decir que la novela tenía otro título. Cuando decidí publicarla, pensé que no me convencía lo suficiente y lo cambié. Me pareció que Almas cautivas era un título que definía la parte esencial de los protagonistas de la historia. Personas que muchos años atrás quedaron atrapadas en una celda imaginaria y que necesitan romper los barrotes de esa celda para vivir con cierta satisfacción el presente.

Como siempre, para finalizar nuestras entrevistas, te pediremos nos hables de tus próximos proyectos. Pues estoy revisando detalles de la próxima novela que quiero publicar. Se titula Confesiones rotas. Por otro lado, estoy terminando de escribir la que publicaré a continuación. De esta aún no he decidido el título. Y ya estoy pensando en distintas tramas que me sirvan para otra futura novela.

Desde Mucho Más Que Un Libro te deseamos mucha suerte.

 

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