Entrevista a Lluís Bosch
Lluís Bosch Albert nace en Barcelona en 1964. Trabaja como docente y es escritor, aunque dedica a la lectura la mayor parte de su tiempo. Se inicia en la creación literaria con cuentos y guiones de cómic en la revista Cavall Fort. Ha publicado cuentos y relatos juveniles (Els dimonis de Barcelona, 1990) y (El rei del Guinardó, 1991), teatro (L’amor a la tarda, 1997) y novela (Les petges invisibles, 2007), con la que gana el Premi de Narrativa Ciutat de Lleida. En 2013, publica Aire brut, su primera incursión en el género negro y en 2015 publica su segunda novela negra, Besòs Mar, 2on. Premi Memorial Agustí Vehí- Vila de Tiana. Además, es autor de dos blogs literarios: “Nigra sum”, dedicado a la novela y el cine negros, y “Mil dimonis”, para reflexiones y propuestas sobre temas culturales, políticos y sociales en sentido amplio.
¿Cuándo y porqué empezaste a escribir?
Es casi imposible determinar cuando empecé a escribir. Creo que el escritor es una mutación del lector, y siempre fui muy lector. Me aburría muchísimo y la lectura fue mi refugio y mi casa durante los años de niño y en la primera adolescencia. Aunque luego la vida me mostró otros asuntos muy interesantes de los que ocuparme, siempre había tiempo para la lectura y la fantasía o la ficción. En algún instante empecé a redactar mis cuentos, que eran variaciones sobre cosas que había leído.
Tus primeros pasos en la creación literaria están dirigidos al público juvenil (revista Cavall Fort, Els dimonis de Barcelona, El rei del Guinardó… ¿Tiene alguna influencia tu profesión?
No, para nada. Cuando empecé a escribir para niños y jóvenes todavía no me dedicaba a la docencia y creo que ni tan siquiera lo tenía previsto. Pensé que era una buena vía de entrada al mundo de la escritura “profesional”. Eran otros tiempos. Las editoriales buscaban valores nuevos y de “Els dimonis de Barcelona”, por ejemplo, se vendieron más de 10.000 ejemplares en poco tiempo. Se tradujo al castellano y al euskera…
Más tarde publicas el texto teatral L’amor a la tarda (1997) y la novela Les petges invisibles (2007), pero no es hasta 2013 que te inicias en el género negro con un toque fantástico en Aire brut. ¿Por qué este cambio de registro?
Creo que uno se pasa la vida buscando su propia voz, y para ello debe explorar los géneros sin miedo. Había una tendencia hacia el registro del “negro” ya muy presente en “Les petges invisibles”, que es una fusión entre la novela histórica, la fantástica y la de intriga detectivesca. Cuando se me ocurrió el tema y el argumento de “Aire brut” no pensaba en ningún género si no más bien, de nuevo, en esa fusión entre lo fantástico y lo negro, que es también mi género preferido como lector. La historia pretende ser una aproximación a la tragedia de “las dos Españas”, y en algún instante pensé que una buena forma de narrar la cuestión era mediante el género negro. ¿Habría otro más apropiado, aparte del periodismo?
Con Besòs Mar, tu segunda novela negra, ganas el 2on. Premi Memorial Agustí Vehí- Vila de Tiana. ¿Podrías explicarnos cómo se gestó la novela?
“Besòs Mar” surge de dos planteamientos: el primero, experimentar con el género de un modo más covencional y más de acuerdo a los cánones (un policía debe investigar un asesinato y el muerto aparece en las primeras páginas), y el segundo, quizás mucho más arriesgado, es construir la segunda pieza de una posible “trilogía” sobre la figura del investigador. Tanto en “Aire brut” como en “Besòs Mar”, la trama policial pierde peso para cedérselo al drama psicológico del investigador, un hombre en conflicto. En la primera, el investigador es un hombre muy ideologizado (un falangista convencido) que debe afrontar la incapacidad de la ideología para modificar el mundo. En la segunda, el protagonista comprende que, por más que investigue, nunca llegará a comprender la realidad.
Besòs Mar gira en torno a la figura del inspector Arsenio Crespo, un policía de la vieja escuela natural de un pequeño pueblo de Badajoz. A punto de jubilarse, le asaltan los fantasmas de un pasado oscuro que preferiría olvidar. ¿Crees que el mal que pudimos hacer en el pasado está al acecho en algún rincón de nuestra mente para reaparecer en el momento más inoportuno?
¡Sin duda! Y además esa es una cuestión que la literatura ha tratado desde tiempos inmemoriales, porqué ya en los relatos mitológicos aparece el tema. El asunto del destino, la fatalidad y todas sus variantes es muy productivo: los autores medievales también se ocuparon de ello (solo hay que fijarse en Tristán e Isolda y en el ciclo artúrico), y por último aparece Dostoievsky con su “Crimen y castigo”, que introduce el asunto psicológico. Además, en una cultura tan imbuída por el catolicismo como la nuestra, los temas de la culpa, la redención y la contrición siempre darán pie a formas de abordar la cuestión a través de la literatura y del arte en general.
Los elementos fantásticos y esotéricos presentes en Besòs Mar nos llevan a transitar entre videntes, remedios florales, muertos del pasado que reaparecen en el presente… ¿Pretendías mezclar géneros y explorar una nueva vertiente del policial?
La verdad es que esta mezcla ya está explorada, y de ella hay muchos ejemplos interesantes. Yo destacaría a un autor como Marc Behm y a William Hjostberg (“Corazón de Angel”). Lo que pretendía era sumergir al protagonista en un mar de dudas, en un mundo extraño e incomprensible para la construcción del cual los elementos sobrenaturales me resultaban imprescindibles. Se trata de construir un universo en el que las certezas se han perdido, y una forma de presentarlo es usando el misterio en su vertiente metafísica, para elaborar la metáfora de nuestro mundo actual, en el que no hay certeza alguna en ninguna parte.
Volviendo al protagonista, Arsenio Crespo es un personaje torturado que apunta un equilibrio psicológico sumamente precario. ¿Cómo se gestó el personaje? ¿Te inspiraste en la realidad?
El protagonista es un hombre al que su mundo se le derrumba cuando ya creía tenerlo todo bajo control, porqué se acerca a la jubilación y cree que se aleja de las incertidumbres para entrar en una edad de calma y de sosiego, lejos del ruido. Por consiguiente, la estabilidad emocional y mental sufre un golpe muy duro. Con eso pretendía tratar un asunto muy contemporáneo, y todos sabemos de que hablamos o tenemos nuestra propia versión. Se encuentra asediado: viejos crímenes, traiciones y deslealtades, la enfermedad de su mujer, etc.
Como lectora, Besòs Mar me sugiere una atmósfera asfixiante repleta de simbolismos en la que destacan las tres chimeneas de Sant Adrià, presentes en varios pasajes de la novela como un personaje más. ¿Podrías explicarnos el porqué del protagonismo de esas tres chimeneas, que también se encuentran en la portada?
Me interesa mucho crear una atmósfera, quizás más que una trama o un argumento policial. Dicho de otro modo, la trama policial estricta (desentrañar un misterio, resolverlo y meter al culpable en la prisión) es algo que me parece bastante pueril. Para crear una atmósfera densa y compacta, verosímil, mi opción es crear un subtexto lleno de referencias y símbolos que, sin estorbar a la evolución del personaje y del argumento, actúen como una segunda lectura.
¿Decides la trama y el final de una novela antes de empezar a escribir? Cuéntanos como es tu método.
Mi método es que tengo muy poco método. Parto de una imagen inicial y de una idea vaga, más centrado en el tema que en la trama. Me dejo llevar por ella, conectando tanto como sea posible con las asociaciones libres, por el fluir de las palabras y las imágenes que se me suscitan. Esa es mi forma de conectar con mi verdad y con las emociones y, en definitiva, con las emociones del lector. A propósito de “Besòs Mar” ha habido lectores que me han comentado la inquietud o incluso el malestar que les produjo la lectura, y cuando escucho esos comentarios es cuando se que he sabido transmitir algo más que una aventura de ficción para el entretenimiento.
Recomendaciones para un autor novel…
Que lea todo lo que le caiga en las manos. No hay ninguna novela rotundamente mala de la que no se pueda aprender algo. Que no se limite a leer ficción. Que lea a los grandes clásicos de la literatura, y que los lea despacio y con detenimiento. Que no se olvide de Joseph Conrad, de Melville, de Faulkner. Que lea obras de todas las épocas y de todos los palos.
Tus cinco novelas negras favoritas son…
Ante todo debo confesar que la novela negra no es mi género favorito como lector aunque haya leído muchas. Voy a citar cinco títulos que son poco canónicos y lecturas recientes, con el fin de ofrecer un paisaje amplio a quien lea esa recomendación:
- Una novela atmosférica y francesa, “Almas grises”, de Philipe Claudel. Retrato muy poderoso de una sociedad enferma.
- “Lluvia negra” (sólo traducida al catalán, “Pluja negra”), de Flavio Soriga, un autor de Cerdeña. Texto brillante, atrevido, análisis de las relaciones sociales y de poder en una trama estrictamente policial.
- “Lo que nos queda de la muerte”, de Jordi Ledesma. Un autor de aquí, joven aunque consolidado.
- “¿Quién mató a Palomino Molero?”, de Vargas Llosa. Para saber qué pasa cuando los grandes autores contemporáneos se enfrentan al género policial y negro.
- “El daño no es de ayer”, de Ignacio Padilla, un autor mexicano que murió este verano. Quizás sea el título menos negro de la lista, pero está escrito con un arte excepcional y o deja de ser una investigación fascinante en un entorno que me resulta muy caro: el espiritismo, las sociedades secretas, el realismo mágico transgredido y el universo onírico.
Algún consejo o idea para fomentar la lectura entre las jóvenes generaciones…
Bueno, trabajo en la docencia y nos pasamos media vida pensando en como tratar el asunto. Un asunto espinoso y preocupante, porqué nos encontramos en un escenario malo o muy malo de poca lectura, de poca valoración de la cultura en general, de banalización y de infantilización. Posiblemente nos encontramos en medio de un cambio de paradigma que nos llevará a transformaciones profundas del mundo editorial y de los hábitos lectores. Deberíamos cuidar mucho la cultura, el ibro y la lectura y creo que la sociedad no está por la labor. No podemos culpar a las políticas educativas o a los inventos tecnológicos, aunque tienen parte de responsabilidad, y deberíamos repensar los valores en los que nos movemos.
Por último, nuestra pregunta obligada: háblanos de tus proyectos de futuro.
En estos momentos estoy redactando por enésima vez la que pretendo que sea mi tercera novela “negra”, que posiblemente cerrará el ciclo. Se trata de otra fusión del negro con la novela de personaje, con elementos más o menos fantásticos (sería mejor hablar de “extraños” siguiendo la terminología de Todorov). Una indagación en la memoria personal y también en la colectiva, y en la relación que hay entre ambas. Un viaje a la Transición política española vista desde una ciudad pequeña y provinciana, con un trasfondo de trama policial que gira alrededor de un tema que me parece muy atractivo: los desaparecidos. La gente que desaparece y jamás se sabe si lo hacen por voluntad propia o de otros.
A la vez, estoy trabajando en una novela de no-ficción sobre el final de la guerra civil española, centrada en las personas de los pueblos que vivieron la batalla del Ebro en 1938.
Desde Mucho Más Que Un Libro te deseamos mucha suerte.