Entrevista a Maribel Medina
Maribel Medina (Pamplona, 1969) trabajó para diversas editoriales y fue profesora de matemáticas antes de dedicarse por completo a la escritura y la filantropía. Es la fundadora de la ONG Women’s Time, cuyo lema es «Mujer + Educación = Desarrollo». En su primera novela, Sangre de barro, se adentraba en el poco conocido mundo del dopaje; en Sangre intocable, los protagonistas, la forense Laura Terraux y el agente de la Interpol Thomas Connors, investigaban en Benarés una serie de asesinatos. En Sangre entre la hierba, que cierra la trilogía, la autora se adentra en el peligroso mundo de la trata de mujeres, “la esclavitud del siglo XXI”.
¿Cuándo empezaste a escribir? Cuéntanos cómo fueron tus inicios literarios.
Soy de vocación tardía. Creo que mi escritura es una consecuencia de mi lectura voraz, casi rayando el fanatismo. Pasados los cuarenta me inicié en la escritura.
¿Relato corto o novela? ¿Qué prefieres?
Novela, sin lugar a dudas. Te da tiempo a desarrollar ideas y personajes.
Sobre la ONG Women’s Time… cuándo y cómo inició su andadura, motivos para su fundación, objetivos…
La idea surgió en la India, concretamente en una pequeña aldea cerca de Munnar. El alcalde solo pidió útiles escolares para la pequeña escuela. Se compraron una barbaridad de lápices, cuadernos, gomas, sacapuntas, a un comerciante de Munnar. Daba la casualidad que había sido maestro y se había hecho cargo del negocio al fallecer su padre. Es decir, todo fue circular y un simple gesto benefició a mucha gente. Un año después acogí a una niña dominicana con problemas de salud y me di cuenta que había que dar un carácter institucional a todas las actuaciones puesto que quería llegar más lejos (por ejemplo, ayudar en origen). En 2012 nacía Women ´s time, con un lema claro: aportar herramientas para que mujeres y niñas accedan a la educación.
¿Por qué escribir novela negra? ¿Y por qué una Trilogía de la sangre?
Porque la novela negra tiene un fondo de denuncia y, en ese momento, era lo que necesitaba. Mi escritura es mi megáfono para gritar una injusticia. Conmigo no va lo de que la ignorancia es una bendición, no me gusta no saber y persigo que al lector que me sigue le ocurra lo mismo.
El título de mi primera novela hablaba de cómo gracias a la eritropoyetina (EPO) llegan a la sangre una cantidad enorme de glóbulos rojos. Eso es fantástico para el deportista ya que el aporte extra de oxígeno hace que el cansancio llegue más tarde y se recupere antes, pero de noche todo es más lento, el torrente sanguíneo tiene una marcha menos y eso hace que la sangre se espese, se convierta en barro y dé lugar a muertes súbitas, como pasó con 16 ciclistas en Holanda, entre ellos el campeón nacional. Sangre de barro era el título perfecto. En la segunda novela, comenzar con «sangre” resultaba un título atrayente: Sangre intocable. Era lógico que la tercera novela comenzara por sangre. Eso ya fue una decisión comercial.
Cada una de las novelas de la trilogía se adentra en un tema de candente actualidad: Sangre de barro en el poco conocido mundo del dopaje en el deporte de élite. ¿A qué se debe tu interés? ¿Cómo fue el proceso de documentación?
Mi marido fue deportista de élite. Un día me habló del precio que hay que pagar para llegar al podio. Me impactó. Me pareció una gran estafa. Nos venden el movimiento olímpico como algo sano y perfecto, pero es mentira. Detrás existen médicos ocupados en llevar hasta lo más alto al deportista. Los ídolos deportivos se fabrican en un laboratorio.
El proceso de documentación fue arduo y plagado de dificultades. Para muchos dirigentes el dopaje da prestigio y dinero, es decir, no es un problema, ¿Por qué me iban a ayudar? Menos mal que algunos no pensaban así, como Interpol Lyon y Enrique Gómez Bastida -el entonces director de la Agencia Antidopaje española-.
¿Y la elección de la pareja de investigadores, el agente de la Interpol Thomas Connors y la patóloga forense Laura Terraux? ¿Mejor un hombre y una mujer que dos hombres o dos mujeres?
Para mí era importante que los protagonistas no fueran policías. Yo no lo soy y no tengo ni idea de cómo investigar; quería que mis libros fueran lo más honestos posibles. Me gusta escribir sobre lo que sé.
Que Thomas sea hombre me da un juego brutal, ya que el Thomas de mi primera novela: hedonista, mujeriego, egoísta, que pasa de puntillas sobre la vida de los demás, cambia a raíz de un hecho que pone boca abajo la vida que él tenía por perfecta. Sin embargo, Laura es una magnífica forense, valiente, comprometida, que tiene claro lo que quiere y lucha sin cuartel. Si a eso le unimos la atracción que nace entre ellos, hace que la decisión de una pareja sea acertada.
Sangre intocable, la segunda novela de la trilogía, nos muestra siniestras prácticas de la industria farmacéutica y nos lleva hasta Benarés, donde se cometen una serie de asesinatos. ¿Por qué transportar tan lejos al lector? ¿Cuánto hay de realidad y cuánto de ficción en esta novela?
He vivido en la India y contemplado de primera mano lo que las grandes farmacéuticas hacen con los más pobres. Me pareció fascinante introducir al lector en un mundo tan ajeno a nuestra vida cotidiana. Benarés es una ciudad donde la muerte es algo natural. Ves a los ancianos esperar la muerte en los “gahts”, contemplas el humo de los múltiples crematorios que dan al Ganges, te indignas por el sistema de castas que todavía rige. Pensé en cómo se podía cazar a un asesino en serie en un lugar donde las calles no tienen nombre, donde muchas personas mueren sin un registro. Y quise llevar al perfecto Thomas con su traje de Hugo Boss a este lugar y ver cómo se las apañaba.
Hay más realidad que ficción. Las grandes farmacéuticas tienen la figura del eliminador, alguien que se encarga de tapar las malas praxis. Existen los comeratas, los recogemierda, los kapalikas…
Sangre entre la hierba, recientemente publicada, aborda el tema de la trata de mujeres y la explotación sexual, y en esta ocasión, nuestros protagonistas viajan a Perú. ¿Conoces el país? ¿Cuál es el principal objetivo de esta tercera novela?
Mabel Lozano habló de un río en Perú donde tiraban a las chicas muertas, investigué en ese país y di con La Rinconada, el infierno en la tierra. Me resultaba perfecta como reflejo de lo que viven mis personajes allí. El director de un periódico de allí, Correo Puno, me dio muchas pistas, así como algún bloguero español que había estado, lo demás es labor de la escritora el trasladar al lector hasta ese lugar y encogerle y helarle el corazón. No me resultó difícil.
El objetivo es claro, denunciar la esclavitud del siglo XXI: la trata de personas. Es intolerable que un país como España no tenga una ley que prohíba la prostitución, que deje en un limbo legal que las mujeres puedan comprarse, venderse, alquilarse con el beneplácito de los políticos. Yo no puedo ser madre subrogada, no puedo vender un riñón, pero sí puedo alquilarme. Es ridículo.
Sangre entre la hierba también reflexiona sobre las relaciones humanas y la maternidad y las dudas que el nuevo estado provoca en la forense Laura Terraux, madre primeriza. ¿Por qué hablar sobre la maternidad en una novela que pone el foco principal en la explotación de unos seres humanos por otros? ¿Podemos vislumbrar alguna solución para esta situación?
Porque la mujer es sometida a una presión brutal y, en cierta manera, es una forma de explotación. Nos vendieron que el ideal femenino era la maternidad, que debías querer a tu hijo sobre todas las cosas, pero lo cierto es que cuando fui madre no sentí ese amor absoluto sobre ese ser que decía la enfermera que era mi hijo. Yo no lo conocía. Me sentí frustrada al no ser tocada por esa luz divina del amor total. En mi caso la maternidad me produjo un extravío del yo, dejé de ser una mujer para convertirme en un cliché auspiciado por la publicidad y el entorno. Lo cierto es que mi cocina nunca ha brillado como los anuncios de la tele, ni mi ropa es tan blanca, ni mis platos son de 10. Me gusta eso de mala madre. Tiene un punto heavy y rebelde que me pone. Por ello he sondeado sobre las distintas relaciones ente madres e hijos. En cómo mi protagonista, la forense Laura Terraux, soñaba con ser madre y ahora que es, sueña con la vida de antes. O cómo se relaciona Thomas con su madre, o esa madre que toda su vida gira en torno a la búsqueda de esa hija desaparecida porque ella no es nada sin su hija.
Creo que en nuestra vida cotidiana todos conocemos arquetipos parejos a los de la novela.
¿Tendrá continuación Sangre entre la hierba?
No. Todo tiene un final. Y prefiero dejarlo en lo más alto antes que los lectores me retiren.
Cita cinco autores y novelas de género negro recomendadas…
David Llorente: Te quiero porque me das de comer.
Fred Vargas: Cuando sale la reclusa.
Carlos Zanón: No llames a casa.
Michael Connelly: Todas.
Jane Harper: Años de sequía.
Consejos para empezar a escribir…
Que lean. La escritura es una consecuencia de la lectura. Y que juzguen con distancia y honestidad si lo que escriben merece la pena. Fuera egos y arriba la humildad.
Háblanos de tus proyectos de futuro.
De momento toca la promoción de Sangre entre la hierba con Ediciones Maeva, que promete ser muy intensa. Dentro de un mes, saco un cuento ilustrado infantil con la editorial Cazador de ratas y hay un proyecto de serie, pero eso es otra historia que ya sabréis…
Desde Mucho Más Que Un Libro te deseamos mucha suerte.