Entrevistas Estudios género negro

Entrevista a Paz Velasco de la Fuente.

Paz Velasco de la Fuente. Foto: Josep Maymó.

Paz Velasco de la Fuente nació en Valladolid en 1968. Es Licenciada en Derecho y Graduada en Criminología y Política Criminal. Premio especial fin de carrera. Máster en Documentoscópia, Grafística y Falsedad Documental (UB). Especialista en evaluación criminológica (CSEC). CEU en personalidad psicopática y delitos violentos (UB). Socia fundadora de la Sociedad Española de Suicidología. Miembro de SECCIF, SECRIM, SEIC y FMCC. Profesora adjunta en la Universidad Internacional de Valencia (VIU) y profesora invitada en la Universidad Católica de Ávila (UCAV). Docente en la Escuela Internacional de Criminología y Criminalística. Creadora y administradora del blog www.criminal-mente.es y autora del ensayo Criminal Mente. La criminología como ciencia, publicado en marzo de 2018 y que ya va por su tercera edición.

¿Cuál fue el origen de Criminal Mente? ¿Por qué escribir un ensayo sobre la mente criminal?

Criminal-mente nace en el año 2015 como un blog de divulgación sobre Criminología. Con el tiempo, finalmente se ha convertido en un ensayo de 45 capítulos que tratan de contestar sobre todo a la pregunta: ¿por qué determinados sujetos cruzan el límite y matan a otro ser humano? Si investigamos y entendemos la mente de determinados criminales (hombres y mujeres) podemos trabajar en muchos sentidos con esta información: desde evitar/prevenir una nueva víctima –en el caso de los asesinos en serie- a la elaboración de un perfil criminológico que nos ayude a inferir las características del SUDES –sujeto desconocido-, ayudando de este modo a la investigación criminal para su detención y puesta a disposición judicial. Además, su estudio nos ofrece las herramientas necesarias para valorar los factores de riesgo a edades muy tempranas pudiendo intervenir de modo eficaz antes de que estos sujetos lleven a cabo conductas delictivas en su edad adulta.

Presentación de Criminal Mente en el FNAC Las Arenas, de Barcelona, con Xavier Borrell y David Garriga.

¿Qué es la criminología? ¿Cuáles fueron sus inicios? ¿En que nos puede ayudar?

La criminología es una ciencia social interdisciplinar – se nutre de la psicología, de la sociología, de la antropología, de la psiquiatría, de la biología, del derecho-  que se encarga del estudio empírico de la delincuencia como fenómeno social; del delincuente como sujeto individual en el ámbito de la prevención, represión y tratamiento; de las víctimas siendo estas objeto de retribución y reparación; del control social –formal e informal- del comportamiento delictivo y de estudiar como la sociedad percibe e interpreta la delincuencia. La criminología responde a la pregunta: ¿Por qué se comete un delito? ¿Cuáles son las razones que llevan a un individuo a cometer un ilícito penal?  El criminólogo partiendo del delito trata de determinar sus causas para disminuir la tasa de criminalidad.

Aunque ya desde Sócrates, Platón, Aristóteles, Tomas de Aquino o Beccaria –entre otros- se habla de delitos y de delincuentes, podemos considerar que la Criminología como ciencia, surge a finales del siglo XIX de la mano de Césare Lombroso, Enrico Ferri y Rafael Garófalo, representantes todos ellos de la Escuela Positiva o positivismo criminológico. No consistió únicamente en el estudio antropológico del criminal, sino también en el estudio de la patología socio-criminal.

El criminólogo contribuye activamente a dar soluciones a conflictos y problemáticas sociales que son cotidianos en los distintos ámbitos de nuestra sociedad. Partiendo del delito, trata de determinar sus causas, para tratar de disminuir la tasa de criminalidad. En el ámbito penal, el criminólogo puede ser muy útil dando una valiosa información sobre el delito, el delincuente y la víctima con el fin de trabajar y marcar estrategias en la prevención delictiva y victimológica.

Además, la criminología es la encargada de ofrecer un diagnóstico de la realidad criminal, con el objetivo de lograr una mayor eficacia en su prevención y represión. Actualmente es la ciencia que ofrece a los poderes públicos las opciones científicas más adecuadas para el control de la criminalidad, ya que cuanto mejor comprendamos y conozcamos las causas del comportamiento criminal mejor podremos prevenirlo.

Presentación de Criminal Mente en FNAC Las Arenas, de Barcelona.

Criminología, ¿Es sinónimo de criminalística? ¿Cuál es la diferencia?

En absoluto. Son dos ciencias completamente distintas. La criminalística es la investigación técnica del delito. Es la ciencia multidisciplinar aplicada que estudia científicamente los indicios y evidencias con el objeto de convertirlos en pruebas que permitan demostrar la comisión de un delito, la identificación de las víctimas y de los delincuentes, así como esclarecer las circunstancias del presunto delito. Aparece en escena después de la comisión del delito y vincula al delincuente con el delito y con la víctima ayudando a establecer el móvil.

La criminalística responde a las preguntas: ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Quién? ¿Cómo? ¿Con qué? Su finalidad última es descubrir cómo se cometió el delito y quién lo cometió, ayudándose de diferentes disciplinas, ciencias auxiliares y laboratorios periciales.

En España la figura del criminalista (CSI en Estados Unidos) como tal no existe. Sus funciones las lleva a cabo la policía científica de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad. Son especialistas en las diversas áreas que forman la criminalística, y mediante la aplicación en sus laboratorios de los conocimientos y métodos de investigación científico-técnica sobre los vestigios hallados en la escena del crimen, emiten informes dando respuestas a los interrogantes planteados en todo hecho criminal. Para la policía científica, la escena del crimen “habla” siendo la esencia de la investigación criminal.

El crimen nos fascina a la vez que nos atemoriza ¿Crees que la maldad existe? Y la pregunta del millón ¿Por qué mata el ser humano?

La maldad existe y es un concepto que ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Forma parte de la condición humana. No podemos negar que hay personas con cierta predisposición a realizar actos malvados, pero nadie nace predestinado a ser malo. Existen factores ambientales que se unen al factor genético, pero aún no podemos establecer cuánto hay de cada uno en un sujeto malvado. Una de las cosas que nos hace humanos es el libre albedrío para decidir entre el bien y el mal, pero no viene en nuestros genes ser buenos o malos, no hay un determinismo a ser malvado. Tenemos genes para propensiones del temperamento, para la agresividad, para la insensibilidad ante el sufrimiento ajeno y, si los tienes, reúnes una serie de criterios biológicos que acercan a los humanos al concepto filosófico de maldad, pero no hay genes de la maldad. Debemos entender la maldad como el fruto de complejas interacciones entre predisposiciones biológicas y factores sociales y ambientales. Es decir: somos biología, pero también somos cultura.

Cubelles Noir 2018

Los motivos para matar son muchos y muy diferentes de unos sujetos a otros; incluso son muy diferentes las razones por las que hombres y mujeres matan. En gran medida, el comportamiento del ser humano tiene como propósito hacer realidad nuestros deseos o satisfacer nuestras necesidades y muchos sujetos lo consiguen a través de la violencia. Las necesidades que llevan a matar son invisibles y personalísimas ya que solo están en sus mentes, al ser el resultado de fantasías elaboradas durante mucho tiempo. Esas fantasías hacen que las motivaciones para matar que tiene cada individuo sean únicas y diferentes. Las fantasías originadas en su infancia (para aislarse de las hostilidades que le rodean) se han de identificar con el motivo por el que mata de modo que para entender sus motivaciones debemos estudiar sus experiencias subjetivas, su historia de vida, sus traumas, sus crímenes y cómo los experimentan.

En el caso de las mujeres, sus motivaciones casi siempre son instrumentales: matan para obtener un beneficio, habitualmente monetario. Sin embargo, también matan empujadas por emociones como el odio, la envidia, la venganza o los celos.

El asesino en serie, ¿nace o se hace? ¿Qué factores influyen en su formación?

Ya hace muchas décadas que el fenómeno del homicida serial se estudia desde un punto de vista multidisciplinar. La biología, sociología, antropología, psicología, psiquiatría o la criminología tratan de encontrar el origen del comportamiento homicida. Entre un 10% y un 15% de las personas nace con una tendencia biológica a la violencia; en los demás casos, esta se explica por factores sociales. Somos biología, pero también somos cultura: la educación ayuda al cerebro a reconfigurar las ideas y los sentimientos que inducen a la violencia. En términos generales, no se nace asesino, sino con cierta predisposición a actuar violentamente si ocurren determinadas circunstancias sociales.

Por lo tanto, el “cóctel criminal” está formado por factores neurológicos, psicológicos, una predisposición genética a la violencia, el entorno donde crece el sujeto, la familia y la educación. Biología más factores sociales y entorno. Lo que nos falta en este coctel es saber “cuánta biología y cuanto entorno” debe mezclarse para que surja un depredador mortal.

Mesa redonda en Cubelles Noir 2018 sobre Psicología del criminal, con Javier Sagastiberri, Robert Monzonis, Mario de los Santos y Paz Velasco. Modera: Nacho Cabana.

El psicópata, el asesino en serie por antonomasia según la literatura y el cine negrocriminal, ¿es un enfermo mental? ¿Cuáles son sus características? ¿Podría rehabilitarse?

Por supuesto que no. El psicópata no es un enfermo mental. Sabe lo que hace, y decide hacerlo. Es absolutamente responsable de sus actos y discierne al 100% entre el bien y el mal. Simplemente, decide hacer el mal. Estamos ante un trastorno gravísimo de las emociones y de los sentimientos de un sujeto, siendo esta la maldición del psicópata: no poder sentir, aunque si sea capaz y muy hábilmente, de imitar emociones y sentimientos. En el caso de ser juzgados, son imputables y totalmente responsables –penalmente- de sus actos.

Los psicópatas no son réplicas unos de otros. Al igual que el resto de las personas un psicópata es diferente a otro. Sin embargo, todos ellos tienen algo en común: la falta de empatía, la incapacidad para establecer relaciones afectivas con los demás y la ausencia total de remordimientos y sentimientos de culpabilidad, de modo que sus rasgos más característicos están relacionados con la esfera interpersonal y emocional que son casi exclusivos de estos sujetos y no con sus conductas, puesto que hay psicópatas que jamás cometerán un crimen. Además, nos encontramos ante sujetos encantadores, con una gran verborrea, con marcados rasgos de narcisismo, muy mentirosos, manipuladores y con una clara tendencia al aburrimiento –de ahí su necesidad constante en muchos casos de buscar constantes estimulaciones-.

Lamentablemente, no puede rehabilitarse. Del mismo modo que no se puede enseñar a un ciego a ver, es imposible enseñar a un psicópata a sentir. Es imposible enseñar a un sujeto a tener empatía, porque emocionalmente no entiende lo que significa. Lo entiende cognitivamente, como entiende que es el amor o la tristeza, pero no tiene la capacidad de sentirlas.

¿Hombres o mujeres? ¿Quién mata más y cuáles son las principales diferencias en motivación y modus operandi?

Sin duda alguna y esto lo avalan las estadísticas, los hombres matan mucho más que las mujeres, y no solo a mujeres, sino también a otros hombres.

Si hablamos de asesinos en serie, los hombres suelen matar por sentir el poder y control sobre sus víctimas, por obtener una gratificación sexual -que no siempre implica tener una relación sexual física con la víctima-, y en un gran número de ocasiones por el binomio sexo-sadismo. El móvil más persistente es el sexual y el sádico, porque matan para obtener satisfacción sexual y, además, las agresiones casi siempre llevan implícitas el sufrimiento de la víctima. De hecho, se considera que el sexo es la motivación principal de aproximadamente el 50% de todos los asesinos en serie. Sin embargo, en el caso de los homicidas simples, sus motivaciones pueden ser el lucro, la venganza, el sexo, el odio, etc.

En el caso de las mujeres -y el número de asesinas en serie es muy inferior al de los hombres- la motivación principal es el lucro, de modo que suelen ser muertes instrumentales ya que matan por los recursos. Después, predominan las emociones: ira, envidia, celos, venganza y odio. Tenemos que tener en cuenta que las mujeres pueden cometer el mismo tipo de crímenes que los hombres, son igual de crueles y pueden matar una sola vez o ser asesinas seriales, donde la proporción oscila entre 6-15 hombres por cada mujer. Hay una casuística importante de destacar, que son las parejas letales: aquellas mujeres que matan con sus parejas: en estos casos la motivación casi siempre es la lealtad de esa mujer hacia su pareja –novio, amante o marido- y en la gran mayoría de las ocasiones el crimen se lleva a cabo bajo la influencia de él. Las últimas investigaciones han demostrado, que ellas buscan la aceptación y aprobación por parte del hombre y es una manera de mostrarles su amor y su lealtad hacia ellos.

Paz Velasco de la Fuente con Cristian Salomoni (criminalista) en SomNegra, de Barcelona.

En cuanto al modus operandi es muy diferente. Los hombres son más impulsivos, más violentos, suelen matar con sus propias manos (asfixia, estrangulamiento, armas blancas), con contacto físico directo con la víctima, y en muchos casos teniendo como resultado un crimen muy sangriento. Sin embargo, casi un 80% de mujeres matan de un modo más insidioso y utilizando veneno, medicamentos, etc. Las mujeres son mucho más pacientes, no tienen prisa en matar a sus víctimas, se toman su tiempo y poco a poco van acabando con la vida de una persona, que ni siquiera sabe que está siendo asesinada. También, aunque en un número muy inferior, utilizan otros métodos como la asfixia, armas blancas, ahogamientos o estrangulamiento, pero en estos casos las víctimas suelen ser bebes o niños muy pequeños.

¿Qué persigue un asesino en serie? ¿Qué espera conseguir u obtener con sus crímenes?

En gran medida, el comportamiento del ser humano tiene como propósito hacer realidad nuestros deseos o satisfacer nuestras necesidades y el asesino en serie lo consigue a través de la violencia. Las necesidades que les llevan a matar son invisibles y personalísimas ya que solo están en su mente, al ser el resultado de fantasías elaboradas durante mucho tiempo. Esas fantasías hacen que las motivaciones para matar que tiene cada individuo sean únicas y diferentes de modo que individualizan a cada asesino. Las fantasías originadas en su infancia (para aislarse de las hostilidades que le rodean) se han de identificar con el motivo por el que mata de modo que para entender sus motivaciones debemos estudiar sus experiencias subjetivas, su historia de vida, sus traumas, sus crímenes y cómo los experimentan.

El denominador común de los asesinos en serie es la naturaleza sexual de sus actos. La gran mayoría de ellos fueron sujetos sexualmente desviados o inadaptados, incapaces de mantener relaciones sexuales maduras y consentidas con personas adultas, traduciendo esa incapacidad/frustración en asesinatos sexuales.

En última instancia el asesino en serie busca satisfacer estas dos necesidades: ser otra persona y sentirse vivo. Sus crímenes le brindan la sensación de ser alguien importante, sensación opuesta a la realidad que vive y han vivido de niños. Matar les otorga poder y ¿qué mayor poder hay que tener la vida o la muerte de una persona en tus manos? Sus asesinatos les terminan haciendo famosos, les sacan de su anodino anonimato y esto les hace sentirse vivos.

¿Es útil la confección del perfil criminológico para detener a un asesino serial? Importancia de los “Analistas de la conducta” en la Criminología.

El perfil criminológico –elaborado por los analistas de la conducta- es una técnica de investigación criminológica que apoya a la investigación criminal. Consiste en inferir determinadas características de un criminal al que se desconoce (SUDES) a partir del análisis y evaluación de las evidencias físicas, psicológicas y conductuales que quedan reflejadas en la escena del crimen y en la propia víctima. El perfil criminal o perfil psicológico “predice” qué tipo de persona puede haber cometido ese crimen, pero sin señalar a un sujeto concreto e individualizado, aportando esta información a la investigación policial. El objeto de estudio de los perfiladores es la huella psicológica o evidencias conductuales que dejan los agresores en la escena del crimen (a través del modus operandi y de la firma) así como en la víctima y que sirven para poder identificar y detener al autor de esos crímenes. El análisis de la conducta criminal implica estudiar todo el proceso de toma de decisiones del agresor: búsqueda y selección de la víctima, del lugar y del momento, su capacidad para evitar obstáculos o contratiempos, el modus operandi, el abandono de la escena del crimen y sus conductas posteriores.

Antes de empezar la presentación de Criminal Mente en SomNegra.

Lo cierto es que es muy útil, ya que aporta la siguiente información:

  1. Una evaluación social, física y psicológica del agresor. Esto ayuda a descartar a posibles sospechosos y centrarse en un grupo de población determinada.
  2. Qué posibilidades hay de que vuelva a actuar y en qué lugar.
  3. Posible lugar donde vive o en qué zonas suele moverse.
  4. Vincular diferentes crímenes que tengan las mismas características o muy parecidas a un mismo autor/agresor.
  5. Asesorar sobre la información que debe ser difundida o no en los medios de comunicación.
  6. Determinar cuál podría ser el perfil de futuras víctimas.

En Criminal Mente nos hablas de los psicópatas integrados, aquellos que no matan y que no sabes que lo son, pero que pueden convertir tu vida en un auténtico infierno. ¿Es lo mismo una persona tóxica que una psicópata integrada? ¿Cómo podemos reconocerlos y protegernos?

Si comparamos algunas de las características vemos que así es. Por supuesto, es mucho más moderado, y produce menos temor, hablar de personas tóxicas que de hombres y mujeres con marcados rasgos psicopáticos que conviven a diario con nosotros en todos los entornos en los que nos movemos.

Estos son algunos ítems que nos pueden alertar de que estamos ante lo que se denominan “psicópatas integrados o subclínicos”:

1.- Su meta es seducir o encantar a la persona que será su víctima utilizando diferentes estrategias para causar una buena impresión: a) Simular emociones que no tiene ya que no puede sentirlas; b) Contar historietas que le hacen quedar en un buen lugar, exagerando o falseando su contenido en unos casos haciendo ver quien no es en realidad y, en otros, para atrapar emocionalmente a esa víctima; c) Hacerse pasar por mejor persona de lo que realmente es.

2.- Para ellos hay tres tipos de peones a mover en su tablero: enemigos, víctimas y aliados. Este sujeto carece absolutamente de escrúpulos. Hará lo que quiera y cuando quiera si con ello logra sus fines que siempre estarán enfocados a conseguir beneficios sexuales, económicos, posición social, prestigio académico, reconocimiento ante terceros, ascensos profesionales, protagonismo mediático, etc. Todo ello lo llevara a cabo con una auténtica desconexión de las emociones y del sentimiento de culpa.

3.- Capacidad extraordinaria para detectar carencias, necesidades y puntos débiles en los demás. Con esa información se harán un traje a medida, llamarán a tu puerta y tú le abrirás.

4.- Vida parasitaria en su relación con las personas que le rodean abusando de los demás para lograr sus fines económicos, financieros, sociales o familiares.

5.- Jamás aprende de la experiencia, porque para aprender de ella, esas experiencias deben dejarnos una huella emocional y los psicópatas no sienten absolutamente nada. Al no aprender es imposible que modifiquen sus comportamientos.

6.- Engaña, miente, calumnia y roba, porque al no sentir y no tener desarrolladas emociones humanas, su objetivo no es obtener ni el aprecio ni el afecto de las personas que forman parte de su entorno, sino controlar, manipular, dominar y sentirse superiores.

7.- Es un narcisista patológico. Tiene un elevado concepto de sí mismo, se considera intocable, por encima de las normas sociales y legales, con un tremendo ego y una imagen totalmente distorsionada de su valía y de su potencial profesional y personal.

8.- En el ámbito laboral fingen ser excelentes trabajadores, pero en realidad se aprovechan del trabajo de los demás alimentando así su ego y su necesidad de control. Utiliza sus habilidades para evitar ser detectado y representa magistralmente el papel de víctima, llegando incluso a acusar a compañeros de tenerle envidia. Babiak ha comprobado que el esfuerzo que el psicópata emplea en dominar a un compañero de trabajo es directamente proporcional a la utilidad que este tiene para él.

Presentación de Criminal Mente en SomNegra, Barcelona, con Paz Velasco de la Fuente y Cristian Salomoni.

Volviendo a los asesinos o asesinas seriales: pueden ser cazadores, merodeadores, pescadores, tramperos… ¿Qué diferencia a cada uno de estas definiciones cuando nos referimos a estos sujetos?

Las mujeres a diferencia de los hombres – excepto en los casos de las parejas letales- NO son cazadoras. No salen a buscar a sus víctimas, no salen “a cazar”, sino que son recolectoras: las mujeres asesinan a personas de su entorno, a personas que conocen, a personas que confían en ellas: maridos, amigos, hijos, pacientes…

Fue Kim Rossmo quién estableció esta tipología en 1997, para diferenciar a los diferentes asesinos en serie en lo que respecta a su movilidad geográfica para atrapar a sus víctimas:

  1. Cazadores son aquellos sujetos, que planean el crimen en su “lugar base” y desde allí se desplazan por los alrededores de donde viven y por los lugares que conocen y que saben que podrán encontrar a las víctimas que buscan.
  2. Merodeadores, se desplazan por una zona más amplia, seleccionan a una víctima, la siguen, la acechan y atacan en un momento de oportunidad.
  3. Pescadores son aquellos sujetos que asesinan aprovechando la oportunidad dentro de sus actividades habituales (trabajo, ocio, etc.).
  4. Tramperos, aquellos que preparan una trampa y crean situaciones para conseguir llevar a la víctima al lugar donde la terminaran asesinando.

Cuéntanos sobre tu proceso de documentación para escribir un ensayo tan completo sobre la mente del criminal.

La base de Criminal-mente está en haber leído y estudiado muchos expedientes de asesinos/asesinas y asesinos/asesinas en serie, con detenimiento y hacer cuadros comparativos muy detallados. Evidentemente, el pilar principal, son las horas y horas de biblioteca que he pasado durante muchos años estudiando a Ressler, Douglas, Raine, Garrido, Dutton, Esbec, Bonn, Bourgoin, Canter, Cleckley, etc. También, leo la prensa a diario y online –sucesos-  de España, algunos países europeos y Estados Unidos, y sobre todo artículos de las últimas investigaciones relacionadas con la conducta criminal. En este caso, todos son de pago, de modo que entre los libros que compro y los artículos que también compro, ni sé el dinero que he invertido en estudiar y leer. Pero me da igual. Lo necesito como el respirar.

Además de ser una “librópata” consumo muchos documentales, sobre todo americanos e ingleses que están relacionados con la delincuencia, con el análisis de la conducta, con la criminalidad, con la criminología y con biografías de diferentes asesinos y asesinas. Cuando ves un buen documental, que no cae en lo manido ni en la “casquería” y escuchas a determinados expertos, como el Dr. Pincus o el Dr. Stone, es reconfortante descubrir lo mucho que puedes aprender de ellos si ya tienes unos conocimientos sólidos de determinados temas.

En el caso de la psicopatía, sobre todo integrada, algunos de los capítulos están basados en experiencias personales con algunos hombres y mujeres que se han cruzado en mi vida, a nivel profesional, no a nivel personal. Como veis, también se puede aprender de ellos, aunque esto ya lo dijo hace tiempo Kevin Dutton, al hablar de la sabiduría de los psicópatas.

Cinco novelas negras o películas de cine negro recomendadas…

¿Sólo 5? ¡Qué difícil!

  • Epitafio de un asesino, de Antonia J. Corrales. 2005, editorial Titania.
  • Crímenes exquisitos, de Nieves Abarca y Vicente Garrido. 2012, editorial Versátil.
  • Trilogía Versos, canciones y trocitos de carne, de César Pérez Gellida. 2015, editorial Suma.
  • Reservoir Dogs, de Quentin Tarantino (1992).
  • Seven, de David Fincher (1995).

Por último, cuéntanos sobre tus proyectos de futuro.

Seguir trabajando en el ámbito de la criminología. Colaboro cada semana como criminóloga en el programa “Vidas Asesinas” (Radio Ya) y puntualmente en el programa “Elena en el país de los horrores”. Quizás en alguna otra radio de ámbito nacional, pero aún no hemos terminado de hablarlo. Continuaré dando clases en la Universidad Internacional de Valencia (VIU), dando conferencias y escribiendo en mi blog.

Además, he empezado a colaborar como voluntaria en un gran proyecto que tiene que ver con la reinserción social en Cataluña, y en el que estoy implicada al 100%. Tengo varias propuestas interesantes: una para una investigación y otra para un medio de comunicación. Pero esto de momento es top secret…

Desde Mucho Más Que Un Libro te deseamos mucha suerte.

 

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