Entrevistamos a Albert Villanueva, autor de “Pactos”
Nacido en Gavà en 1962, Albert Villanueva es profesor de Secundaria y, sobre todo, lector compulsivo. Empezó a publicar en 2017 con el ensayo Yo no quiero ir a esta escuela, donde destapaba todos los errores que lastran nuestro sistema educativo. A finales del 2018 vio la luz Por hacer a tu muerte compañía, una novela histórica centrada en la Barcelona anarquista de los años veinte. En 2022, mientras prepara una novela sobre el exilio, nos presenta Pactos, primera parte de la trilogía que tiene previsto escribir con el inspector de los Mossos d’Esquadra Miquel Pruna como protagonista. Encontraréis más información en la web del autor: https://www.albertvillanueva.es
Háblanos de tus inicios literarios. ¿Cuándo empezaste a escribir y por qué?
Empecé a escribir en el Bachillerato. Relatos cortos, narraciones breves… Fue por influencia de mis profesores de Literatura. Recuerdo a Tomás Ortega y a Andrés Martos como los profesores que me hicieron amar la Literatura.
Gané algún concurso literario en el colegio y sonrío cuando recuerdo las palabras que un día me dijo el hermano Ortega: “Villanueva, algún día usted ganará un premio literario”. Entonces ni me imaginaba que algún día escribiría algunas novelas y las publicaría.
Creo que el paso a la escritura ha sido fruto de toda una vida de lecturas. No quiero decir con ello que ese es el paso natural. No todo lector acaba convirtiéndose en escritor, pero creo que es imposible escribir sin haber leído mucho.
Relato corto, ensayo o novela, ¿Qué prefieres?
Lo primero que publiqué fue un ensayo pedagógico. Esa publicación fue la que me hizo ponerme a prueba para ver si era capaz de tirar adelante una novela que había comenzado siete años antes y que rondaba constantemente por mi cabeza.
Ahora prefiero escribir novela. Relatos cortos escribí muchos y duermen en algún cajón… En los últimos meses he escrito un relato para un libro compartido con otros autores, pero me siento más cómodo con la novela.
Tras publicar el ensayo Yo no quiero ir a esta escuela, ¿crees que ha mejorado nuestro sistema educativo? ¿Qué errores actuales consideras urgente subsanar para optimizar la educación que ofrecemos a nuestros niños y jóvenes?
El sistema educativo español, desgraciadamente, da para más que un libro… Desde hace unos años se empieza a hablar mucho de innovación, pero en la mayoría de los casos es solo márqueting. Vende mucho añadir el adjetivo innovador: escuela innovadora, actividad innovadora, profesor innovador… Pero en muchos casos se queda solo en eso y se continúan haciendo muchas cosas como siempre se han hecho.
España necesita un Pacto Educativo duradero. No puede ser que cuando llega un partido al poder, lo primero que haga sea eliminar la reforma anterior. La Educación se ha convertido en un tema político y eso es malo. Cuando hablamos de un país puntero en educación siempre pensamos en Finlandia. En los últimos 40 años, Finlandia ha tenido una ley educativa. En el mismo tiempo, nosotros hemos tenido 7 u 8… Está todo dicho. Y, además, el presupuesto es irrisorio.
Para mejorar la escuela, hay que convertir realmente al alumno en el centro del proceso de aprendizaje, haciendo que este sea significativo. Yo, que creo mucho en las palabras, considero que cambiando solo una de ellas cuando hablamos de la escuela, cambiaría todo… La escuela debe dejar de ser un centro de enseñanza. Si es así, el centro del proceso es el profesor, que es el que enseña. Así es normal que haya clases magistrales, deberes, exámenes… La escuela debe ser un centro de aprendizaje, porque entonces será el alumno el centro del proceso. Cambiando solo centro de enseñanza por centro de aprendizaje, cambia toda la percepción de lo que debe ser una escuela.
Tras el ensayo, pruebas con la ficción y escribes una novela histórica, Por hacer a tu muerte compañía. ¿Por qué una novela histórica?
Pues no sé… Salió así. Yo, por lo general, no soy lector de novela histórica. En el fondo, creo que hay algo de deformación profesional. Mi lado docente tiene algo que ver, creo…
Cuando me decidí a escribir ficción, tomé la decisión de que en mis obras aparecería algún momento histórico que creo que es importante y que ha sido olvidado por la gente. Así, en aquella novela me centraba en los movimientos anarquistas de los años veinte del siglo pasado. Una época dura, de luchas y represión, donde se consiguieron muchos de los derechos laborales que aún no hemos perdido. Y, por desgracia, una época muy desconocida, porque después llegó la Guerra Civil y lo tapó todo.
De todas maneras, no creo demasiado en las etiquetas literarias… Las novelas están protagonizadas por seres humanos, así que todas hablan de las miserias y alegrías de hombres y mujeres. Desde los griegos, todas las obras hablan de amor, desamor, celos, venganza, odio… Unas obras tienen un contexto histórico, otras policíaco y otras romántico. Pero en el fondo, todas hablan de los mismo: del ser humano.
Pactos es una novela negra que interpela al lector y la primera de la Trilogía del Inspector Pruna. ¿Por qué la trama se desarrolla en Gavá? ¿Consideras esta localidad del Baix Llobregat un personaje más de la historia?
Desde hace más de treinta años, el noventa por ciento de lo que leo es novela negra. Y siempre me ha atraído más una novela que pasa en algún lugar que conozco, unas calles por las que he pasado, que no en Manhattan, por ejemplo, donde no he estado nunca…
Y desde el principio decidí que mis historias tendrían a Gavà, mi ciudad, como escenario. Tal vez sea ser demasiado localista, pero es lo que he decidido. Estoy orgulloso de ser de donde soy y me interesa dar a conocer lugares y momentos históricos de esta ciudad.
Así, que sí, tal vez se deba considerar a Gavà como un personaje más de mis novelas.
La novela arranca con un doble crimen y un secuestro en Sabadell, donde presta servicio el Inspector Pruna. ¿Se trata de un inicio impactante para presentarnos al protagonista o un toque de atención sobre la violencia ejercida contra los más débiles?
Ese doble crimen y el secuestro que aparece al inicio de la novela, no tiene nada que ver con la trama que viene después… Pero principalmente me servía para poner en contexto al inspector Pruna y para empezar a conocerlo.
Evidentemente, toda novela negra tiene mucho de crítica social, así que también lo veía como una ocasión de poner sobre la mesa unos hechos violentos demasiado comunes en nuestra sociedad.
Como buena novela negra, Pactos invita a reflexionar sobre la enfermedad, el deterioro, la vejez y la muerte, a pesar de los esfuerzos de nuestra sociedad para vivir de espaldas a esta realidad. La madre de Pruna, enferma de Alzheimer, muere en extrañas circunstancias en una residencia de ancianos de Gavá. El Alzheimer es una de las peores enfermedades que puede sufrir el ser humano. ¿Qué opinas?
Estoy a punto de cumplir los sesenta años y pienso mucho más en la muerte que cuando era joven. Y hay dos cosas que me aterrorizan: el sufrimiento y el olvido.
Nuestra vida son recuerdos, así que perder la memoria es perder la vida… El Alzheimer me parece, junto a la ELA, la enfermedad más cruel. Lo he vivido con mis abuelos y sé lo triste que es. Dejar de ser quien eres, olvidarte de quienes te rodean… ¿Hay algo más triste? Y el sufrimiento y dolor que crea en los que están a tu alrededor cuidándote… No me gustaría pasar por eso.
La investigación de Pruna y su equipo para esclarecer la muerte de la madre del inspector nos llevará hasta un tema objeto de acalorado debate en la sociedad española: la eutanasia. Llegados a un cierto punto de deterioro físico y/o mental, ¿es licito poder elegir cómo y cuándo morir?
No es que sea lícito, es que debería ser un derecho. Todos tenemos derecho a una muerte digna. No tiene sentido seguir viviendo solo porque el corazón sigue latiendo. La vida es mucho más que un corazón bombeando sangre.
En Pactos, el lector encontrará varios “pactos” sellados a lo largo del tiempo entre los diversos personajes. Destacamos el acuerdo de un grupo de amigos, “la colla de los 14”, para ingresar juntos en una residencia de ancianos y vivir acompañados sus últimos años. ¿Te has inspirado en casos reales?
Esa “colla de los 14” era la de mis padres. Eran siete matrimonios que lo hacían todo juntos. Organizaban fiestas, salían a cenar, nos llevaban cada domingo a comer a la montaña… La única vez que mis padres hicieron vacaciones y cerraron la tienda de barrio que tenían, fue para irse de vacaciones todos juntos.
Siempre pensé cómo le hubiera gustado a mi padre, que murió con solo sesenta años, disfrutar de sus últimos años de vida todos juntos en la misma residencia.
De ahí nace ese pacto de amistad que hizo la madre del inspector Pruna y que es el origen de Pactos.
La venganza, sin importar los daños colaterales que pueda causar, es otro tema espinoso que Pactos plantea al lector. ¿Vale la pena vivir por y para la venganza? ¿Ayuda a reparar el daño causado?
En cuanto al segundo de los pactos que se tejen en mi novela, el pacto de venganza, tenía dos objetivos muy definidos. El primero era que al final el lector sintiera empatía por él, la o los asesinos. Soy de los que creen que los asesinos en serie abundan en las películas y en las novelas, pero que en la realidad son mucho más comunes los asesinos que son personas normales y que, por determinados motivos, en un momento dado de su vida se ven empujados al crimen. Creo que cualquiera de nosotros puede llegar a convertirse en asesino…
El segundo objetivo tiene mucho que ver con tu pregunta. Lo que yo quería era mostrar unos personajes que han vivido los últimos veinte años corroídos por el ansia de venganza. Un deseo de venganza que les ha obsesionado hasta olvidarse de vivir. Y de cómo al final, cuando llega el momento de llevarla a cabo, se dan cuenta de que esa venganza tampoco les satisface ni les cura las heridas. Así, se dan cuenta de que la venganza les ha echado a perder los últimos veinte años y les destrozará lo que les quede de vida…
Novela negra, con trazos de novela histórica. En Pactos, retrocederemos en el tiempo, a septiembre de 1962, cuando se produjeron las peores inundaciones que se recuerdan en Cataluña, e, incluso, viajaremos a la Cuba de 2003 de la mano del cubano Reynaldo Cabrera, uno de los personajes. ¿Cuál es el objetivo de incluir estos hechos históricos en la novela?
Como ya he comentado antes, cuando decidí escribir ficción, me planteé que todas mis novelas tendrían retazos históricos que intentarían rescatar, dar a conocer, momentos pasados que considero que merecen ser recordados.
La Historia está para ser recordada y aprender de ella. La gente que vivió esos hechos merece que se conozcan.
Además, creo que es más fácil llegar a la Historia a través de la ficción, de la novela, que no leyendo un manual de Historia.
¿Fue arduo el proceso de documentación? Cuéntanos cómo lo hiciste.
El período de documentación es uno de los que más saboreo. Me encanta ese proceso de investigación que siempre me hace aprender y descubrir cosas desconocidas.
Es un proceso arduo y largo, pero que me ofrece muchísimas satisfacciones. Y al final, a la edad que yo tengo, uno hace las cosas que le dan satisfacción personal. No busco nada más.
Pero además, cuando uno quiere ficcionar hechos reales, la documentación es clave para no cometer errores o anacronismos.
“Al mundo solo lo mueven dos cosas: dinero y amor”, afirma otro personaje. ¿Qué opinas?
Ojalá pudiéramos eliminar un elemento de esa ecuación… Seguro que todo iría mejor si el verdadero motor del mundo fuera el amor… Pero el dinero, sobre todo en la sociedad de nuestro “primer mundo” es el amo y señor que decide hacia dónde gira la rueda de la fortuna…
¿Cómo escribe Albert Villanueva? ¿Decidiste la trama y el título de la novela antes de empezar a escribir?
Mi gran problema, imagino que, igual que el de cualquier escritor que no se dedica profesionalmente, es el tiempo. Es duro compaginar el trabajo con este hobby que requiere tanto tiempo y dedicación.
Yo miro de seguir unas rutinas creativas por la tarde, una vez salgo del centro escolar donde trabajo. Pero no siempre es posible seguirlas. La familia, el trabajo, las evaluaciones, los imprevistos… Todo lo que escribo es sacando tiempo de debajo de las piedras…
Siempre guionizo mis novelas. Pienso en la trama, en los personajes y en el final. Y están en mi cabeza, dando vueltas y apareciéndome en cualquier momento, durante todo el largo proceso de escritura. Desde que empiezo con la primera palabra hasta que acabo las correcciones, la novela y sus personajes están en mi cabeza.
Es cierto que, aunque sigo el guion que he preparado, a veces aparece un hecho o un personaje que te abre una nueva vía que no habías previsto.
En cuanto al título, hay veces en que me aparece al principio y otras en que la novela está entrando en la editorial y aún no lo tiene… Eso me pasó con mi anterior novela. “Por hacer a tu muerte compañía” no tuvo título hasta pocos días antes de entrar en imprenta. En cambio, el título de “Pactos” apareció pronto…
Si te pidiera que nos recomendaras cinco autores y cinco novelas favoritas, ¿Cuáles elegirías?
Bufff… Esta es la pregunta más difícil de toda la entrevista… Hay tanto por leer… Y por releer. Porque hay libros que se merecerían ser releídos cada cierto tiempo… Siempre digo que deberíamos vivir dos vidas: una, solo para leer…
Pero, en fin, vamos a intentar hacer una lista…
Empiezo con uno de mis preferidos: Eduardo Mendoza. Es difícil elegir solo una obra suya, pero me quedo con “La ciudad de los prodigios”.
En una lista de un lector de novela negra, no puede faltar Manuel Vázquez Montalbán y su Pepe Carvalho. Y elijo “Los mares del sur”.
De otro de los grandes de la novela negra española, Andreu Martín, la obra que recomiendo es “Sociedad negra”.
Voy a elegir un autor extranjero, que no podía ser otro que Henning Mankell, creador del inspector Wallander. De entre sus magníficas obras, me quedo con “La falsa pista”.
He dejado para el final al más grande. Para mí, Francisco González Ledesma es el escritor más importante de la segunda mitad del siglo XX en España. Considerado el padre de la novela negra española, en Francia es un dios que hace ponerse de rodillas cuando se pronuncia su nombre. Aquí en España es demasiado desconocido a pesar de haber ganado un Planeta. Cualquiera de sus obras es una maravilla, pero destaca la serie sobre el inspector Méndez. Por recomendar una sola, me quedo con “Cinco mujeres y media”.
¿Algún consejo a nuestros lectores para empezar a escribir?
Creo que la escritura no puede ser forzada. Uno mismo nota cuándo está preparado para escribir, que no hay que confundirlo con publicar. Antes de publicar, hay que leer y escribir mucho. Y aun así, nunca estás seguro de si aquello que has escrito merece ser publicado y acabará gustando a alguien.
Es difícil dar consejos, porque la escritura surge de manera diferente en cada autor. Lo que tengo claro es que, cuando uno escribe, tiene que pensar en él mismo. Tiene que escribir pensando en que le guste a él. Veo imposible escribir pensando en el público.
Por último, nuestra pregunta obligada: ¿Qué puedes contarnos de tus proyectos de futuro?
El inspector Pruna tendrá dos historias más y ahí acabará. Las novelas están guionizadas. Y la segunda de ellas, que prácticamente empieza en las últimas líneas de “Pactos”, ya la he empezado a escribir.
Pero la estoy compaginando con otro proyecto literario con el que estoy disfrutando muchísimo y al que he dedicado los últimos seis meses documentándome y haciendo visitas. Se trata de una novela sobre el exilio y que quiero plantear como un homenaje al medio millón de españoles que tuvieron que cruzar la frontera tras la Guerra Civil.
Las dos novelas están comenzando a caminar… Así que aún les queda mucho camino por recorrer hasta su publicación. Quedan muchas horas de trabajo aún…
Desde Mucho Más Que Un Libro te deseamos mucha suerte.