¡El vi fa sang II: éxito rotundo!
El domingo 10 de abril, el Festival Internacional de novel·la criminal en català El vi fa sang, comisariado por el escritor Salvador Balcells, clausuró su segunda edición en el Celler Rendé i Masdeu, de L’Espluga de Francolí, lleno a rebosar. Atrás quedaron tres días repletos de actividades negroliterarias maridadas con catas del buen vino de la comarca de la Conca de Barberà. ¡Un placer para los sentidos de los aficionados al género!
El festival arrancó el viernes 8 de abril con una interesante mesa redonda sobre el inquietante tema de la ciberdelincuencia emergente en Cibercrims literaris i reals. Delictes i delinqüents a Internet. A continuación la presentación de una primera tanda de novedades criminales reunió un ramillete de títulos de la fructífera cosecha del año 2015: El misteri del bressol buit, de Montse Sanjuan; La puta d’oros, de Elena Torres Girbau; Sirius; de Jeroni Marín; Dits enganxosos, de Rafael Vallbona y Defenseu-nos en la batalla, de Miquel Reverté. La jornada terminó con cena, copas, jazz y homenaje a Henning Mankell, el inolvidable creador del inspector Wallander.
La mañana del sábado 9 de abril guió nuestros pasos al Museu de la Vida Rural, de l’Espluga de Francolí, donde nos esperaba la mesa redonda El crim a la novel·la histórica y más presentaciones de novedades criminales, con Tota la veritat, de Núria Cadenes; La violencia justa, de Andreu Martín; Sota l’asfalt, de Lluis Llort; Foc verd, de Jordi de Manuel y L’assassí que llegia Vidal Vidal, opera prima del criminólogo y escritor Miquel Ángel Estradé. Mención especial merece la presentación de las tres novelas policíacas de Rafael Tasis, nuestro Edgar Allan Poe catalán, reeditadas por la editorial Tres i Quatre. La publicación de La biblia valenciana, És hora de plegar y Un crim al Paralelo es un merecido reconocimiento a la obra de un autor que ya en los años cincuenta del pasado siglo reivindicó la importancia de la existencia de una novela policíaca barcelonesa y urbana en nuestro país.
Tras una reparadora comida criminal, la tarde nos trajo más novedades negras con cata de vinos incluida. Así, nada menos que doce autores presentaron sus últimas obras en el acogedor Celler Vidbertus, un escenario ideal para maridar literatura de género negro y vino. Rompió el fuego Lluís Bosch con Besòs Mar, para continuar con La noia que fa vint messos que és a la presó, de Josep Torrent; La penitencia de l’alfil, de Rafa Melero; Qui em vol fer mal, de Xavier Vernetta; L’illa sense temps, de Esperança Camps; Els enemics silenciosos, de Mireia Llinàs; Campanades de boda, de Teresa Solana; El retorn de l’hongarès, de Anna Moner; Tota la terra és de vidre, de Joanjo García; L’anima de l’assassí, de Toni Arencon; Els àngels de Sóar, de Jordi Pijoan-López y La venjança de la Vall Fosca, de Carles Mentuy. No faltó la lectura –por parte de Jordi Fernando, de la editorial Meteora– de una hilarante carta manuscrita del comisario Emilio Espinosa dirigida a su creador Salvador Balcells, en la que el policía “recrimina” al autor el tratamiento literario de su personaje y le “advierte” respecto al “Procès enverinat”, su presunta próxima novela.
La noche negra y criminal se vistió de largo en el Celler Cooperatiu, más conocido como Catedral del Vi, para entregar los premios del festival. El Premi Nacional El vi fa sang correspondió a Andreu Martín y Jaume Ribera, por su serie del detective adolescente Flanagan, el Premi Internacional fue para Albert Salvadó, escritor andorrano de novela negra e histórica y los Reconocimientos a la trayectoria literaria para Olga Xirinachs y Josep Vallverdú. También se entregaron premios a los ganadores del 2n Concurs de Relats El Vi Fa Sang, entre aplausos y acompañamiento musical.
Y llegamos a la soleada mañana del domingo 10 de abril, que abrió fuego con otra interesante mesa redonda, en esta ocasión, sobre Violència de gènere a la novel·la criminal. Entre otras muchas interesantes reflexiones, destacamos la polémica que estalló, a finales del siglo XIX, a raíz de la publicación de La infanticida, de Caterina Albert. La novela ganó els Jocs Florals d’Olot en 1898, pero por su temática y por haber sido escrita por una mujer, “se armó un gran escándalo –explicó Isabel Clara Simó– y la autora tomó el seudónimo de Victor Català para continuar su obra literaria”.
Al filo del mediodía, escritores y lectores brindamos con una copa de vino en el Celler Rendé i Masdeu por el éxito de las últimas novedades criminales presentadas en El vi fa sang. Empezamos con Els fils de l’aranya, segundo caso de la inspectora Mina Fuster, de Margarida Aritzeta; Contra l’aparador, de Marc Moreno; Quaderns, de Ramona Solé; la antología de relatos negros Noves dames del crim, coordinado por Anna Maria Villalonga y La cara B, de Esperança Camps. Y también –de la mano del editor de Llibres del Delicte, Marc Moreno– conocimos un poco más a la inspectora Mina Fuster, “una mujer joven, prototipo de la mujer moderna del siglo XXI, femenina y feminista, con algunos problemas de relación con su madre y con un pasado traumático que dificulta su relación con el amor”.
El vi fa sang, un festival que se consolida como nuevo referente de la novela negra escrita en lengua catalana. ¡Muchas felicidades y hasta 2017!