Entrevistas Novela de espías

Entrevista a Francisco Veiga.

Francisco Veiga.

Francisco Veiga (Madrid, 1958) es historiador. Doctor en Historia, analista político experto en Europa Sudoriental (Balcanes) y Turquía y catedrático de Historia Contemporánea y Actual en la Universidad Autónoma de Barcelona, donde imparte docencia desde 1983.

Su producción investigadora y docencia especializada se ha centrado principalmente en la Europa Sudoriental e Imperio otomano-Turquía durante los siglos XIX al XXI. Así, ha tratado temas como la historia de Europa oriental en los periodos de entreguerras (1918-1939), la Guerra Fría (1948-1991), la «Posguerra Fría» (1991-2008), la Teoría de las crisis, ultraderecha e involución política en Balcanes-Turquía.

Ha sido articulista en el diario Avui (1987-1989), El Observador (1990-1993) y, sobre todo, El Periódico y El País (desde 1989), donde ha publicado diversos artículos de opinión sobre la revolución rumana de 1989, las guerras yugoslavas (1991-2001), las transiciones balcánicas y turca, incluyendo la candidatura de este último país a la Unión Europea (2005 a la actualidad). Dirige la revista electrónica de Historia actual “Tiempo devorado”, como parte del Grup de Recerca d’Història Actual y es administrador del Blog “Desierto de espejos” https://desiertodespejos.blog  sobre literatura, cine y espionaje. Ciudad para ser herida es su primera novela. 

¿Novela negra, de intriga o de espías? ¿Cómo calificarías a Ciudad para ser herida

Es una novela de espías, pura y dura. Sólo que en este caso está relacionada con el crimen organizado y la creciente gentrificación y especulación que sufre Barcelona. El terrorismo suele tener derivaciones políticas, pero también pueden ser económicas y financieras.

Has escrito y publicado artículos y diversos libros sobre las Guerras de secesión yugoslavas, Turquía, la Guerra Fría, Yemen, todos temas de política internacional, pero Ciudad para ser herida es tu primera novela. ¿Por qué escribir una novela y situar la acción en Barcelona?

Durante muchos años fui testigo de fenómenos que sucedían en esos países que mencionas y que nunca creí que llegaran a mi ciudad. Pero ahí están. De otra parte, Barcelona siempre ha tenido un pasado agitado ¿Sabías que la cocaína ya llegó a la ciudad en 1920 y que hay una conocida litografía de Ricardo Opisso denunciando su consumo desmedido? Los verdaderos locos años veinte tuvieron lugar en Barcelona, más que en Berlín. Y por supuesto, la ciudad fue un hervidero de espías durante la Primera Guerra Mundial y el fenómeno volvió a repetirse durante la Segunda. No digamos en el curso de la Guerra Civil. En fin: Barcelona tiene poder, como decía la canción.

Pero, sobre todo, siempre he pensado que Barcelona debería desarrollar su propia escuela de novela de espías, porque tenemos mucha materia prima argumental y excelentes escritores.

Hablando de Ciudad para ser herida en la Casa Golferichs.

La novela nos presenta una Barcelona desconocida y oscura, oculta para la mayoría de sus habitantes y para el turismo que nos visita. ¿Cuánto hay de realidad y cuánto de ficción?

Casi todo se basa en la realidad, aunque a veces aparezca distorsionada o algo exagerada. Es una novela, no un reportaje. Por ejemplo: aparte de los turistas, en la ciudad reside una importante población inmigrante que genera sorprendentes combinaciones culturales. Sólo hay que pasar por la calle Joaquín Costa, por poner un caso emblemático, para comprobar cómo conviven armenios con filipinos, paquistaníes con colombianos.

De hecho, aunque el atentado contra Barcelona que se describe  en la novela no llega a suceder, sí que tienen lugar sus efectos previstos: la especulación, la gentrificación. No ha hecho falta ningún ataque violento para que tengan lugar esos efectos. Algo que también se considera en la trama de la obra.

¿Te has inspirado en personajes reales para escribir Ciudad para ser herida? ¿Qué puedes contarnos de los “Pata Negra”?

Los personajes son todos ficticios, excepto el de la periodista que aparece al final de la novela, que es mi amiga Natalia Sancha, corresponsal de El País para Siria e Irak, y que me ayudó mucho cuando viajé a Beirut para documentar escenarios de Ciudad para ser herida. Formo parte del batallón de admiradores de Nat, que es una arrojada corresponsal de guerra y una de las muy muy escasas mujeres que circulan en moto por Beirut. Así que su inclusión en la obra es un pequeño homenaje.

Pero el resto de los personajes son cien por cien inventados o producto de la amalgama de trazos de unos y otros, una suerte de “pequeños monstruos de Frankenstein” literarios. Eso sí: los escenarios son reales.

En la novela, los Pata Negra son un recurso de arranque en falso. Tengo un amigo que siempre me divierte con bulos, exageraciones políticas y eso que Juan Marsé denominó “aventis” en su célebre novela Si te dicen que caí. Lo de los Pata Negra y algunos rumores que menciona Miquel al principio de la novela van por ahí.

Inicias los capítulos con citas literarias de poetas, escritores, pensadores e, incluso, de antiguos agentes secretos de todo el mundo y de todas las épocas. ¿Nos puedes explicar tus motivos?

Creo que en la novela negra actual se ha producido una clara “desculturización”. Eso se hace extensivo, por ejemplo, a memorias de políticos que no incluyen ni una sola cita o referencia a los grandes autores o pensadores. En ocasiones, los autores no poseen esas referencias o modelos. Tiran de inspiración en otra obra que se acaba de publicar hace pocas semanas. O no desean que se perciba la influencia de la que se bebe. En el caso de John Le Carré, por referirnos a un autor del género de espionaje bien conocido, es evidente que su modelo ha sido siempre Graham Greene. Pero no hace ninguna alusión a ello. Y eso que Greene va más allá de la novela negra o el espionaje: sus obras son importantes pilares de la Literatura, con mayúsculas.

Taller de Escritura Creativa en la Casa Golferichs, Barcelona, con Francisco Veiga y Raquel Picolo.

Por ello a mí me gusta enseñar mis cartas. Si pienso en el piso operativo de mis personajes, allá en el Putxet, como si fuera el Fuerte Bastiani de El Desierto de los Tártaros, la formidable novela de Dino Buzzati, pues lo explicito. O si incluyo historias en forma de relato enmarcado, como las que sirven para componer el Manuscrito encontrado en Zaragoza de Jan Potočki, tampoco me privo de eso. Creo que debemos reivindicar la Gran Literatura siempre y en todo momento, porque es la forma de dignificar la novela negra. Cuando Graham Greene comenzó a escribir se intentó diferenciar entre “obras serias” y literatura de evasión. Y al final, todas sus novelas terminaron siendo catalogadas como serias.

Pero de la misma manera introduzco en la novela retazos de la realidad contemporánea, como la letra del “Baile del serrucho”, de Mr. Black, ojo. Y noticias de prensa. Todo ello, por otra parte, creo que resulta divertido.

“En la primavera de 2016 empieza a urdirse un atentado terrorista contra Barcelona”. Lo leemos en la contraportada de Ciudad para ser herida. Al final tuvo lugar un atentado yihadista (el de Las Ramblas, el 17 de agosto de 2017), pero puede que no fuera ese atentado el que se estaba gestando según la trama de la novela. ¿Crees que Barcelona se ha convertido en un objetivo para el terrorismo internacional, y no solo yihadista? ¿Por qué?

Claro: Ciudad para ser herida nació de una trágica extrañeza. En la primavera de 2016 ya se habían producido importantes atentados yihadistas “low cost” en diversas ciudades europeas: Berlín, Londres, Estocolmo, Niza. Barcelona era un blanco potencialmente apetecible para ese tipo de terrorismo: visitada por millones de turistas, con una gran proyección internacional

¿Suelen ir de la mano terrorismo y crimen organizado o mafias?

Depende de los casos. Pero fíjate que por defecto son actividades clandestinas, y por ello es fácil que confluyan. Es lógico que sean objetivo de los servicios de información o de la policía. Además, el final de la Guerra Fría rompió bloques y controles y puso en contacto a grandes grupos mafiosos entre sí. La globalización, el libre tráfico de capitales, Internet, hicieron el resto. Mientras tanto, el terrorismo yihadista se ha entremezclado muchas veces en negocios de crimen organizado. Recordemos cómo el ISIS vendía de contrabando el petróleo que obtenían de los pozos ocupados en Irak y Siria en el mercado internacional.

Por desgracia, en Cataluña parece estar creciendo la actividad del crimen organizado; de momento estamos ya en las mil detenciones al año por ese concepto.

Mesa redonda en Cubelles Noir 2019 sobre el preocupante ascenso de la ultraderecha en muchos países europeos.

Algunos personajes de Ciudad para ser herida, como “el profesor” colaboran ocasionalmente con los Servicios Secretos, tal como haría un agente de inteligencia más. ¿Te has basado en casos reales?

Los servicios de inteligencia echan mano de todo tipo de personas que pueden ser de utilidad, desde un portero a un científico, pasando por la amante despechada de ese mismo científico o de un mafioso y un largo etcétera. En la universidad es donde trabajan algunos de los mejores expertos en las más diversas ciencias y disciplinas, Por lo tanto, es normal que los servicios de inteligencia de cualquier país recurran en un determinado momento a, por ejemplo, un antropólogo experto en cultura árabe. En Ciudad para ser herida se retrata además un caso basado en la realidad: el del profesor estadounidense Peter Valdemar.

Como sabrás durante la Segunda Guerra Mundial, el Intelligence Service británico reclutó a Alan Turing, un brillante matemático que logró descifrar el funcionamiento de la máquina de codificación de los nazis, “Enigma”; y de paso sentó las bases de la moderna computación informática.

Por otra parte, el hecho de que en la novela Dimas Blanco sea profesor de Literatura es otro pequeño guiño a la Historia: el espionaje británico reclutaba a veces a expertos en Literatura porque tenían una habilidad especial para detectar guiones ocultos, decodificar claves y tramas diversas.

Una curiosidad de la novela es la inclusión de la baraja del Tarot que utiliza un personaje (agente secreto) para vaticinar lo que puede ocurrir. ¿Qué opinas de este medio de consulta e interpretación de hechos pasados, presentes o futuros?

En realidad, la inclusión del Tarot en esta novela tiene por objeto subrayar la excepcionalidad de Casiano, que es un personaje más heterodoxo de lo que cabría esperar en un oficial de los servicios de inteligencia. Y más todavía siendo de procedencia militar, dado que el hombre había sido capitán de Artillería. Así que a primera vista parece que debería ser un hombre adusto, seco, aburrido, autoritario. Pero ocurre que en su juventud Casiano había sido un “moderno”: vivió la movida madrileña, bailaba en la emblemática sala Rock-Ola. Tenía aficiones literarias… Y por lo que parece, en aquellos ambientes en los que todavía se vivía parte de la moda esotérica de los sesenta, aprendió a consultar el Tarot. En la novela tira las cartas con los miembros de su equipo de investigación como medio de crear una cierta complicidad, un “espíritu de cuerpo”, no para predecir el futuro. Pero no le sale muy bien porque Max, que es la oveja negra del grupo, el novato escéptico, nunca se lo acaba de tomar en serio.

José María García y Francisco Veiga en el IV Festival de Novel·la Negra del Garraf.

¿Decidiste el principio, la trama y el final de la novela antes de comenzar a escribir? Cuéntanos cuál es tu método.

Al menos en estas dos novelas que emprendí, escribo en paralelo a la realidad de los hechos que relato. Tengo una idea general de la trama sobre la que trabajo, pero muchos aspectos de esta o el mismo final pueden variar sensiblemente por efecto de la realidad informativa. Por ejemplo, en Ciudad para ser herida, la victoria del Brexit en Gran Bretaña y el golpe de Estado en Turquía influyeron notablemente en el desenlace. Esto hace que la redacción resulte muy divertida, es todo un reto. Y, por otra parte, le confiere mucha vivacidad y amenidad al relato. Esa forma de escribir es producto de mi profesión como historiador, pero también un recuerdo de cuando trabajé como periodista.

¿Y el porqué de tres epílogos en Ciudad para ser herida?

Eso no es tan inusual. Sólo que aquí resulta bastante explícito. En la novela juegan varias líneas de fuerza: la amistad y la lealtad; el trasfondo político de la ciudad en esa época, centrado en el “procés”; y el intento de prevenir un atentado a cargo de terroristas extranjeros. Discurren como asuntos separados en la obra, y al final no se juntan. Eso es bastante habitual en la vida real, y esta novela intenta ser realista,

Como novelista, el pasado mes de agosto participaste en la cuarta edición de Cubelles Noir, el Festival de la Novel·la Negra del Garraf.  ¿Qué opinas de los festivales de novela negra?

La verdad es que no tengo mucho criterio al respecto. Fue el primer festival de ese tipo al que acudí, y me pareció estupendo. Todo muy bien organizado y un estupendo nivel. Además, invitaron a Petros Márkaris, uno de mis autores favoritos. Pero también debo decir que mi iniciación a la carrera literaria es tardía y no estoy tampoco muy seguro de que vaya a situarse siempre en el ámbito de la novela negra, o el thriller.

¿Tendrá continuidad Ciudad para ser herida? ¿Escribirás una nueva novela?

Si, tiene secuela y la estoy terminando. Se titula: Las reglas de la cabra y arranca con lo que parece un atentado contra Carles Puigdemont en Bruselas, en noviembre de 2018. Pero pronto se descubre que el objetivo no era él. De hecho, Puigdemont ni siquiera llega a enterarse de lo que ha sucedido. Es un secreto que guardarán bajo siete llaves los servicios de inteligencia españoles y belgas, así como el Guoanbu de los chinos. En esta nueva historia Genís es el protagonista principal, aunque también el profesor Dimas y Claudia van a jugar su papel, Y por lo demás, localizaciones geográficas variadas, retorno de la Historia y personajes inquietantes asegurados. Eso sí: Barcelona tiene menos protagonismo.

Francisco Veiga, José María García, Rafa Melero, Karina Tiznado y Jacinto Vicente, en Cubelles Noir 2019.

Cinco autores de novela negra o no ficción y cinco libros recomendados…

Reivindiquemos la Gran Literatura: El factor humano de Graham Greene (1978); La máscara de Dimitrios de Eric Ambler (1939); El don, de Mai Jia (2002); El talento de Mister Ripley de Patricia Highsmith (1955); y Bajo los montes de Kolima de Lionel Davidson (1994)

Me gusta mucho la literatura rusa en general y su vertiente psicologista o costumbrista, desde Chejov a Bulgakov, pasando por Pasternak. Me divierte la novela histórica inglesa, sobre todo si tiene mala leche, como es el caso de George MacDonald Fraser y su saga sobre Flashman; no hace mucho que descubrí a Haruki Murakami: lo añado a la lista. También un mexicano que escribe genial: Antonio Ortuño; ¿Y por qué no un árabe? El Nóbel egipcio Amin Maalouf. Hay muchos más, claro. Me fascinan los autores que sólo han escrito una novela en su vida, como Giuseppe Tomasi de Lampedusa o John Kennedy Toole. ¡Ooops! Me habías pedido cinco; lo siento.

Por último, nuestra pregunta obligada. Háblanos de tus proyectos de futuro.

Hace tiempo que me acostumbré a trabajar al día y no hago muchos planes a medio o largo plazo. Pero me gustaría continuar escribiendo novela: completar la trilogía iniciada con Ciudad para ser herida y Las reglas de la cabra y pasar a escribir algo más intimista. En no ficción, acabo de publicar con otros compañeros un estudio sobre los nuevos partidos de la ultraderecha europea desde 1991. Es el resultado de un proyecto I+D y ha supuesto varios años de trabajo. De momento me estoy pensando cuál puede ser el próximo.

Desde Mucho Más Que Un Libro te deseamos mucha suerte.

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