Entrevistamos a Kina Monzó, autora de “Los relatos que nunca me permitieron leer”
Kina Monzó es el pseudónimo con el que se presenta esta autora novel. Sin embargo, hace gala de la experiencia y sabiduría de aquellas personas que perciben la realidad a través de un cristal distinto al de los demás.
En Los relatos que nunca me permitieron leer, ha trabajado de forma incansable para lograr un resultado óptimo de cara al lector, consiguiendo poner negro sobre blanco sus fantasías y luchas internas. Además, despertará en aquel que quiera mirar a través de su ventana las sensaciones más ocultas y desconocidas, incluso aquellas que algún día fueron condenadas al olvido.
Has escrito un libro de doce relatos cortos ¿Prefieres el relato a la novela?
Ahora escribí un conjunto de relatos, puede ser que más adelante sea una biografía, o una novela.
Los relatos que nunca me permitieron leer, que aquí nos presentas, se encuentran a medio camino entre lo consciente y lo inconsciente ¿te has inspirado en la realidad para escribirlos?
Quizás un poco de realidad y otro poco de sentimientos encontrados que veo y siento reflejados en las personas.
Textos variados, algunos con toques de humor como “El vestido color malva” y “Con las bragas en la mano”, otros más inquietantes como “Mea culpa” y “La cruda realidad”, alguno más fantástico como “Pájaro azul”. ¿Qué puedes contarnos de todos ellos? ¿Tienes algún favorito?
No tengo un relato favorito. Cada uno de ellos sacó de mí una lagrima o una sonrisa. Fueron creados en mi mente consciente o inconscientemente, tratando de mostrar la soledad que algunas personas padecen.
La muerte aparece ataviada con sus mejores galas en “Hada”. ¿Por qué elegir un personaje arquetípico de mágicos universos, habitualmente relacionado con un entorno amable para simbolizar el final de la vida?
Por qué en la vida, a veces, no todo lo que brilla es oro. Tendemos a creer que lo irreal es real, sin ver las consecuencias de nuestros deseos.
¿Crees que, de alguna forma, “existimos después de la partida” tal como intenta contar la protagonista de “El féretro” a los que acuden a despedirla?
Eso es algo muy personal. Todos tenemos ideas diferentes, según las experiencias de cada uno.
Y en “Quién soy…” ¿hablamos también de la muerte y del miedo a lo desconocido?
Sí, hablamos de la muerte, de ir perdiendo todo lo personal, hasta darnos cuenta de que hemos perdido nuestra existencia, y estamos en un punto que nunca imaginamos.
La rutina desaparece de repente para la protagonista de “De la mano de un conejo”, un relato que me recuerda a La metamorfosis, de Franz Kafka. ¿Cómo se gestó este cuento surrealista?
Pues siempre imaginando que pasaría en el momento de la transición en que tengo que dejar mi cuerpo, o sea la muerte.
La soledad, la incomprensión, la falta de cariño y las secuelas derivadas de la angustiosa sensación de hallarse en un mundo hostil afloran en toda su crudeza en “Elizabeth y María”. ¿Qué puedes contarnos de las tres protagonistas de este relato?
Vuelvo a hacer hincapié en la soledad, a mucha gente que es diferente se la aparta y se la considera peligrosa para la sociedad. Sin que importe el sufrimiento y los sentimientos de esas personas.
El lado oscuro de la religión está presente en “Confesionario” ¿Cuánto hay de realidad y cuanto de ficción en lo que atañe a la Iglesia Católica?
Creo que hay mucho de realidad. Se mezcla con la fantasía, pero La Santa Iglesia Católica nunca ha dejado de decepcionar a la sociedad. A mi forma de ver, claro.
Y el amor ¿Qué piensas de ese sentimiento tan potente que nos describes en “Cosida”? ¿Hay otros tipos de amor?
El amor es un sentimiento apasionado que, creo yo, está reservado para algunas personas, no es verdad que todos vivimos el amor de novela o romántico. Y, después, está el amor de pasión y desesperado que no aceptan que la muerte los separe.
Para finalizar esta entrevista, le pediremos a Kina Monzó que nos hable de sus próximos proyectos.
En este momento estoy incursionando en la escritura de una novela llamada “La Princesa Oscura”.
Desde Mucho Más Que Un Libro te deseamos mucha suerte.