¡Tras las huellas de Plinio!
Octubre de 1952: una pareja de la Guardia Civil del pequeño pueblo de Santa Honorata, al norte de Sierra Morena, encuentran una mano de hombre seccionada por la muñeca durante un servicio en el monte.
No estamos ante una nueva aventura de Manuel González, alias Plinio, el jefe de la Guardia Municipal de Tomelloso, creado por Francisco García Pavón (1919-1989), aunque El caso de la mano perdida, de Fernando Roye, sitúa la acción en la misma época de las primeras novelas del peculiar investigador manchego. En esta ocasión el protagonista es el comandante del puesto de Santa Honorata, el sargento de la Guardia Civil, Carmelo Domínguez. Éste, un hombre grueso y alto, con mando directo sobre cinco hombres, es conocido en el pueblo como el sargento de los ojos de gato –por tener uno de cada color-, o el sargento hechizado, tanto por su tendencia a dormitar, como por sus sorprendentes –y acertadas- deducciones.
Pero tras una apariencia simple –el sargento sabe que a menudo conviene hacerse el tonto- se esconde un sagaz investigador que, cual Sherlock Holmes y con la inestimable ayuda del joven agente Benito Viedma, entusiasta lector de novelas policíacas, seguirá la pista de la mano sin cuerpo. Acompañando a ambos guardias civiles, el lector descubrirá la identidad del propietario de esa extremidad cortada y su relación con un horrendo crimen cometido veintidós años atrás, y resolverá un caso complicado que le mantendrá en suspenso hasta su sorprendente final.
Aunque la investigación no resultará nada fácil para el sargento Domínguez, con las fuerzas vivas del pueblo –el conde y el alcalde a la cabeza- empeñadas en organizar un impresionante operativo de seguridad para recibir la próxima visita del Caudillo de España, en detrimento de la investigación de un hipotético crimen. Y todo ello con el telón de fondo del miedo, la penuria, las ambiciones y los rencores de los habitantes de un pueblo olvidado de la España profunda, en una época triste en la que lo único que importaba era sobrevivir.
Nacido en Esplugues de Llobregat, Fernando Roye debutó como novelista en 2010 con I love F-150, a la que siguió la road movie Tres ancianos sin ruta (2014). En noviembre del mismo año publica El caso de la mano perdida. Una investigación del sargento Carmelo Domínguez, una novela policiaca mezcla de intriga, misterio y humor que da inicio a la serie protagonizada por un nuevo antihéroe entrañable y socarrón.
[…] en su día la web Libros y Literatura, fantástico el análisis y las palabras de Andrés Barrero. Mucho más que un libro publicó un artículo titulado “Tras las huellas de Plinio”. Es un honor que a uno lo […]