Entrevista a Benito Olmo, autor de “Tinta y fuego”

Nacido en Cádiz en 1980, Benito Olmo es autor de varias novelas, entre las que destacan La maniobra de la tortuga (2016), adaptada al cine recientemente de la mano de Juan Miguel del Castillo, Los Días Felices (2023) y El Gran Rojo, obra galardonada con el Premio Novelpol a la mejor novela negra publicada en 2021. También ha publicado La tragedia del girasol (2018) y las audioseries Desajuste de cuentas y Wonderland. Ha sido finalista del Premio Cartagena Negra 2019, del III Premio Santa Cruz, del I Premio Aragón Negro y del Tormo Negro Masfarné, entre otros. Tinta y fuego, su novela más ambiciosa hasta la fecha, publicada en 2024 por NdeNovela, es resultado de la investigación del saqueo literario perpetrado por los nazis, responsables del robo de cientos de bibliotecas durante la Segunda Guerra Mundial.
Tu primera novela negra, La maniobra de la tortuga, está protagonizada por el atípico inspector Manuel Bianquetti y ambientada en Cádiz, tu ciudad natal. ¿Por qué situar la acción en Cádiz?
La imagen que siempre se muestra de Cádiz es la de una ciudad luminosa y alegre, pero los que vivimos allí sabemos que esta imagen está incompleta. Es un lugar sacudido por el desempleo, la pobreza, la drogadicción… Para mí, el desafío era revertir esta imagen de ciudad llena de luz y mostrar la otra cara, la que se oculta entre las sombras. Cádiz es un gran escenario de novela negra, como han demostrado sobradamente otros autores como Daniel Fopiani, Blanca Cabañas o David Monthiel.
La maniobra de la tortuga y La tragedia del girasol están protagonizadas por el irreverente Manuel Bianquetti, y El Gran Rojo y Los días felices nos cuentan sendos casos del detective Mascarell, “un tipo al que recurres cuando no te queda otra salida” ¿Prefieres las series a las novelas sin solución de continuidad? ¿Tendrán continuación ambas series?
Como lector, me fastidia mucho esa sensación de estar perdiéndome algo cuando leo una novela de un autor y no he leído las anteriores. No me gustaría que mis lectores sintieran algo así, de modo que cada una de las novelas que has citado, aun perteneciendo a dos series diferentes, se pueden leer de forma independiente. Habrá una tercera parte para ambas series, aunque de momento tendrán que esperar.
Tinta y fuego es diferente a todas las novelas que has escrito anteriormente. Es una historia coral, con muchos personajes, y parte de un suceso real: el saqueo de bibliotecas de toda Europa perpetrado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Cómo elegiste el tema?
Se podría decir que el tema me eligió a mí. Descubrí por casualidad la existencia de un departamento de la Biblioteca Central de Berlín que se dedica a identificar libros que fueron robados por los nazis y tratar de devolvérselos a sus legítimos dueños. Me pareció una labor tan hermosa y, al mismo tiempo, tan desagradecida, que al momento supe que ahí había una historia y me dispuse a escribirla. Así fue como nació Tinta y fuego.

Se ha prestado más atención al saqueo de obras de arte que a la quema y robo de libros, ambos efectuados con gran “maestría” por el Tercer Reich ¿Fue complicado el proceso de documentación?
Fue muy complicado. Estoy acostumbrado a la novela negra, que es un género con unos mecanismos que tengo muy interiorizados, pero esto era algo nuevo para mí. Por eso me trasladé a Berlín, hablé con los responsables del departamento, trabajé con ellos… Fue un proceso duro, pero aprendí muchas cosas que pude incorporar a la novela para hacerla más interesante.
En tu opinión, ¿Qué objetivo perseguían los nazis con el saqueo pormenorizado de bibliotecas?
Los nazis eran conscientes del poder de los libros, no solo para cambiar ideologías, sino también para contener la historia de sus enemigos. Por eso, estaban convencidos de que, si les arrebataban sus libros a los judíos, los masones, los comunistas, etc. les arrebatarían también su historia. Se quedarían sin referentes y terminarían extinguiéndose. Del mismo modo, la acumulación de todos estos libros ayudaría a futuras generaciones de alemanes a saber de dónde venían sus enemigos y podrían combatirlos con mayor eficacia.

La novela arranca con el asesinato de un bibliófilo y con un encargo harto difícil para Greta, la protagonista, una reputada buscadora de libros raros y valiosos. Se trata de encontrar los libros que pertenecieron a la familia Fritz-Briones, de ascendencia judía, perdida durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Se han podido restituir libros robados por los nazis a sus legítimos propietarios o a sus descendientes pese a los años transcurridos?
En quince años de trabajo, el departamento encargado de la devolución de libros saqueados por los nazis ha logrado restituir unos 2.000 ejemplares a sus legítimos dueños o a sus descendientes. Se trata de una labor meticulosa, muy artesana y que no podrían llevar a cabo si no estuvieran vacunados contra el desaliento. Son conscientes de la importancia de su labor, ya que en muchas ocasiones estos libros cambian vidas y tienen un valor que va mucho más allá de lo económico.
Tinta y Fuego lleva al lector a transitar permanentemente entre lo real y lo imaginado. Greta y Oleg (ella, buscadora de libros, él, bibliotecario) siguen pistas que podrían llevar a localizar los siete mil libros de la Biblioteca de la Comunidad Judía de Roma, saqueada por los nazis en 1943 y que continúa desaparecida a día de hoy. ¿Qué puedes contarnos de esta biblioteca? ¿Cómo supiste de su existencia?
Es un caso real, de una biblioteca de Roma que fue saqueada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y que, a día de hoy, sigue desaparecida. Como bien dices, se trata de una colección de más de 7.000 libros, entre ellos muchos incunables, primeras ediciones y manuscritos. Su valor es incalculable. Tanto es así que en 2.002 el gobierno italiano creó una comisión de expertos para que dieran con ella. La buscaron durante ocho años y, aunque no la encontraron, a mí me fascinó la idea de un equipo de bibliófilos en busca de este tesoro perdido. Por eso, decidí contar esta aventura en Tinta y fuego.

Con el Holocausto, símbolo de la barbarie humana, y el nuevo orden mundial imaginado por los nazis como telón de fondo, el lector encontrará un soplo de esperanza en personas reales convertidas en personajes de la novela. Es el caso, entre otros, de Sebastian Finsterwalder, director del departamento de la Zentral.und Landesbibliothek, de Berlín encargado de examinar los libros susceptibles de haber sido robados durante la Guerra Mundial y devolverlos. ¿Cuánto hay de realidad y cuanto de ficción?
Tinta y fuego es una historia de ficción que parte de una base real. Sebastian existe, me ha ayudado mucho en mi labor de documentación y tuve el honor de firmarle uno de los primeros ejemplares que salieron de imprenta. También hay otros personajes reales, como Tellez o Juan Manuel Fernández, librero y amigo, a quienes rindo homenaje en esta novela. Fue muy divertido mezclar realidad y ficción, aunque me obligó a ser muy exhaustivo en el trabajo de documentación para no dejar ningún cabo suelto.

Oleg, el bibliotecario tímido en apariencia, aunque decidido a encontrar la mítica Biblioteca de la Comunidad Judía de Roma, nunca abandona su bolsa de lona serigrafiada con la imagen de Tintín. Greta, por su parte, cuenta con un libro de cabecera, El juego del Ángel, de Carlos Ruiz Zafón, que colecciona en varios idiomas. ¿Tienen algún significado estos signos distintivos para ambos protagonistas? ¿Y para Benito Olmo? ¿Tienes algún libro u objeto favorito?
Tanto las aventuras de Tintín como las novelas de Carlos Ruiz Zafón tienen un significado muy especial para mí y para muchos lectores de mi generación. Tinta y fuego es un libro sobre libros, en el que el amor por la lectura y las librerías está presente en cada página, por lo que no podía faltar el homenaje a estos clásicos y a muchos otros que aparecen agazapados entre sus páginas, a la espera de que los lectores más audaces los descubran. Tengo muchos libros favoritos, aunque uno de los más especiales es una vieja edición de “Todos los detectives se llaman Flanagan” dedicado por Andreu Martín, uno de mis escritores de cabecera.

Madrid, Berlín, Roma, Breslavia, Cádiz… el lector acompañará a Greta y Oleg en una peligrosa aventura tras la pista de la biblioteca perdida y de un despiadado asesino que mata bibliófilos, libreros y coleccionistas de todo el mundo para conseguir sus oscuros propósitos. ¿Te gusta hacer viajar al lector? ¿Fuiste a las ciudades donde se desarrolla la trama de Tinta y fuego?
La búsqueda de la biblioteca perdida me pareció tan estimulante como si se tratara de un tesoro oculto. Por eso, mi intención al escribir Tinta y fuego fue que los lectores acompañasen a Greta y a Oleg en esta aventura y que sintieran lo mismo que experimentaron ellos al recalar en Berlín, en Roma y en todos esos lugares a los que les lleva este periplo. Por eso, visité cada lugar que aparece en la novela para que la experiencia fuera más intensa y, de esta forma, poder hablar con honestidad de cada lugar que aparece en la trama.
Cádiz, tu ciudad natal, aparece en varias de tus novelas y, cómo no, es el destino final de Tinta y fuego. ¿Por qué volver a Cádiz, esta vez?
Me apetecía mucho, después de dos novelas ambientadas en Frankfurt. Además, en Cádiz hay una librería muy especial, la librería Manuel de Falla, cuyo librero se ha jubilado este mismo año. Quise rendirle homenaje en esta novela, por lo que tanto la librería como el librero aparecen en la trama, y además juegan un papel muy importante en la resolución de esta aventura.

¿Es cierto que todas las calles de Cádiz conducen al mar, como señalan las guías turísticas? ¿Qué “lugares imprescindibles” nos recomiendas visitar?
Cádiz es una imposibilidad geográfica, una isla que se empeña en seguir unida al continente. Creo que eso le da un carácter muy especial a la ciudad y a sus habitantes. Tiene muchos lugares imprescindibles, pero animaría a todo el mundo a visitar la librería Manuel de Falla, uno de esos paraísos literarios que todo amante de los libros debería visitar al menos una vez en la vida.
Una última pregunta, para terminar. ¿Qué nuevos proyectos tienes en mente?
Estoy trabajando en dos nuevas novelas. Una de ellas será una novela juvenil. No puedo contarte mucho más, pero espero poder darte buenas noticias muy pronto.
Te deseamos mucha suerte.