Novela Negra novela policíaca

¡Siempre nos quedará Méndez!

Méndez 1

Francisco González Ledesma, el jefe de la banda, nos dejó físicamente el 2 de marzo, pero no se fue del todo. Con nosotros quedaron las casi 500 novelas del oeste que escribió con el seudónimo de Silver Kane, los guiones del Inspector Dan, el Doctor Niebla o el Teniente Negro, su autobiografía en Historias de mis calles, y todas sus novelas, entre las que destacamos la serie negra dedicada al desengañado Inspector Ricardo Méndez, un hombre sensible y compasivo escondido bajo una dura máscara de cinismo.

Aunque ya apareció como personaje secundario en Expediente Barcelona (1983), Ricardo Méndez alcanzó el estrellato literario en Crónica sentimental en rojo, Premio Planeta 1984. González Ledesma nos presentó a un investigador sesentón y solitario, de aspecto descuidado y devorador de libros, que suele llevar en los bolsillos. Pero, lo más importante es que Méndez conoce a la perfección la cara más sórdida de Barcelona, esa que se esconde a los turistas y por la que transitan borrachos, mafiosos, putas y travestis, esa que Crónica sentimental en rojo retrata a la perfección a partir de la investigación de un asesinato en la playa. Así, esta primera novela protagonizada por Méndez nos sumerge en las entrañas de Barcelona, en los despachos de sus abogados, las elegantes residencias y los tugurios donde malviven los que no tienen futuro.

En La dama de Cachemira, Premio Mystère a la mejor novela negra publicada en 1986 en Francia, encontramos a Méndez pateando las calles del Barrio Chino de Barcelona, tras el rastro de una silla de ruedas desde la que se ha cometido un crimen. En su siguiente caso, Las calles de nuestros padres (1989), Méndez intentará esclarecer la muerte de María Teresa Pau, secretaria de un importante banquero que trafica con divisas a escala internacional. Historia de Dios en una esquina (1991) nos cuenta una historia de asesinos y perversión que sacude las entrañas de Méndez y lo empuja a viajar desde Barcelona hasta las ruinas eternas de Egipto para hacer justicia a su peculiar manera. En El pecado o algo parecido (2002), la muerte y desaparición del cadáver de un hombre en un prostíbulo frecuentado por personajes poderosos y una serie de asesinatos descubrirán una telaraña en la que están atrapados banqueros, periodistas e, incluso, ministros. Cinco mujeres y media, publicada en 2005, destapa el caso de una muchacha del barrio del Raval, violada y asesinada por tres individuos. El inspector Méndez empieza a investigar por su cuenta, pronto aparece el cadáver de uno de los violadores y…todo se complica vertiginosamente.

Méndez 2

Méndez, en 2006, recorre el mundo del veterano detective en veintidós historias inéditas de González Ledesma, el gran maestro de la novela negra española, mientras que en Una novela de barrio (2007), Primer Premio RBA de Novela Negra, la sordidez, la ternura, la generosidad, la tragedia y el humor conviven bajo una trama policial muy elaborada. Llegamos a No hay que morir dos veces (2009) y, en esta ocasión, diversas historias y crímenes se irán relacionando y obligarán a nuestro famoso policía a rastrear las calles de Barcelona para -guiado más por su intuición que por el análisis de los datos- ir desenredando una trama de apariencia inextricable. Peores maneras de morir (2013), la última novela de la serie, gira en torno a una trama internacional de trata de mujeres con epicentro en una Barcelona que Méndez ya no reconoce. La novela sitúa la acción en el otoño de 2010, cuando el Papa dedica el templo de la Sagrada Familia. Mientras tiene lugar la ceremonia, dos jóvenes extranjeras obligadas a prostituirse mueren brutalmente asesinadas en el barrio del Raval. Otra joven, Eva Ostrova, ucraniana de 15 años, consigue escapar de la mafia y se transformará en un verdugo implacable.

Nacido en Barcelona en 1927, Francisco González Ledesma está considerado, junto a Manuel Vázquez Montalbán, uno de los padres de la novela negra en nuestro país. En 1948, con solo 21 años, ganó el Premio Internacional de Novela por Sombras viejas, pero la censura franquista prohibió su publicación. Fue abogado y periodista y llegó a ser redactor jefe en La Vanguardia. Los nuevos aires que llegaron con la Transición le permitieron publicar Expediente Barcelona (finalista del Premio Ciutat de Valencia 1983) y Crónica sentimental en rojo (1984), inicio oficial de la serie del inspector Ricardo Méndez.

¡Francisco González Ledesma, el maestro, nos ha dejado pero siempre nos quedará Ricardo Méndez, el policía que tan bien conoce el lado oscuro de Barcelona!

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