¡Dos días en Valencia Negra 2020!
Terminó la octava edición de Valencia Negra con la entrega de premios a los autores/as de las novelas ganadoras. A las 21 horas del sábado 14 de noviembre, el último acto del festival otorgó el Premi a la Millor Novel·la a Núria Cadenes por Guillem; el Premio a la Mejor Novela fue para Aro Saínz de la Maza por Dócil, y el Best Novel para el irlandés John Connolly por El frio de la muerte. ¡Enhorabuena a todos!
Atrás quedan dos intensas semanas iniciadas el 6 de noviembre con encuentros literarios y la entrega del Premio González Ledesma a Jordi Sierra i Fabra en reconocimiento a su larga trayectoria en el arte de contar historias. Mucho Más Que Un Libro disfrutó del privilegio de estar presente en los encuentros literarios de los dos últimos días de Valencia Negra, uno de los festivales de novela negra más reconocidos de nuestro país.
Viernes 13 de noviembre: el Ribes Espai Universidad Popular abrió sus puertas a las 18 h para acoger a los “incondicionales” del género negro que aguardaban impacientes, con entrada previamente reservada a través de la Web de VLCNegra. “Perdidos en tierra extraña”, el primer encuentro literario de la tarde, nos trajo a Rosario Raro (Desaparecida en Siboney) y a Gonzalo Giner (La bruma verde, Premio de Novela Fernando Lara 2020). Irene Rodrigo, la presentadora, resaltó el hecho de que “ambas novelas ponen sobre la mesa temas tan escalofriantes como la deforestación acelerada y la esclavitud”. Desaparecida en Siboney arranca con la desaparición de Dulce, esposa de un negrero, en Cuba. Estamos en 1875 y Mauricio Sargal, el hermano de la desaparecida, retornado a España, volverá a la isla para tratar de encontrarla. “Balzac decía que detrás de toda fortuna algún crimen tiene que haber. Yo diría que detrás de algunas fortunas hay crímenes execrables como, por ejemplo, el tráfico de esclavos”, explicó la autora. Por su parte, La bruma verde sitúa la acción en El Congo, convertido en un personaje más de la novela. La historia se desdobla en dos líneas argumentales: por un lado, Beatriz, una cooperante española es secuestrada, y su mejor amiga, una exitosa directiva, viaja al Congo para rescatarla. Por otro, Bineka, una muchacha congoleña, es secuestrada por un grupo de paramilitares que ha arrasado su aldea. Bineka consigue escapar y es adoptada por un clan de chimpancés, con los que convivirá varios meses. “Todo lo que pasa en África: genocidios, deforestación, matanzas… parece que pasa desapercibido y La bruma verde quiere llamar la atención sobre lo que ocurre en uno de los parajes más hermosos de la Tierra, que también es uno de los más peligrosos” expresó Gonzalo Giner. “La novela es, además, un canto al conservacionismo y un homenaje a los cooperantes que intentan mejorar la situación con pequeños gestos”, añadió.
Uno de los crímenes reales más crueles e incomprensibles de nuestra época es el que relata Beatriz Osa en Olor a muerte en Pioz. Periodista de sucesos, Osa participó en el encuentro literario “Sin Ficción” junto a Vanessa Lozano (Hágase tu voluntad) y el periodista y escritor Carlos Quílez, como presentador. Olor a muerte en Pioz efectúa un recorrido minucioso sobre la investigación de un suceso atroz: el asesinato de los tíos y los primos menores (de tres y un año de edad) de Patrick Nogueira, un joven brasileño de diecinueve años, que resultó ser el homicida. “Es un psicópata, con una capacidad innata de seducir, un chaval que provenía de una familia normal y que lo tenía todo. Sus padres le pagaban la carrera de derecho e, incluso, le regalaron un coche por su cumpleaños. Si quieres escribir una novela de crímenes, no se te ocurre un personaje así”, comentó la autora. En Hágase tu voluntad, también publicada en la colección Sin Ficción, de Alrevés, el lector conocerá la historia de Patricia Aguilar, una joven de dieciséis años que fue atrapada por una secta en un momento de extrema vulnerabilidad. “La muerte de su tío, un joven de 29 años al que ella quería mucho, la noqueó y, como tantos adolescentes, buscó consuelo en las redes. Allí encontró a Félix Steven Manrique, un gurú que la abdujo, la llevó a Perú y la explotó sexualmente. Dos años más tarde, la policía peruana la encontró en la selva, en una chacra para animales. Había tenido una hija con su captor”, explicó la periodista Vanessa Lozano. “El último que se da cuenta de que es engañado es el propio engañado. Hoy, con 21 años, Patricia es capaz de analizar lo que ocurrió con sentido crítico, pero piensa que debería haberse dado cuenta. Todavía se siente culpable”.
“Si quieres escribir has de encontrar tiempo para leer”, interesante reflexión de los periodistas y escritores Ramón Palomar (La Gallera) y Javier Menéndez Flores (Todos nosotros), en la charla sobre Policía y lumpen, conducida por Bernardo Carrión y última del viernes 13. Actualmente “hay mucho escritor que ha leído muy poco”, aunque este no es el caso de nuestros protagonistas, pues ambos han sido y son grandes lectores. Ramón Palomar debutó en la ficción en 2013 con Sesenta kilos, una novela de tramposos y estafadores que fue traducida a varios idiomas. En 2019, publicó La gallera, otra novela adictiva repleta de narcos, polis corruptos y peleas de gallos, porque “a mí me gustan los personajes «malotes», pero que tengan su corazoncito”, aclaró. Por su parte, Todos nosotros nos presenta una investigación policial iniciada en el Madrid de 1981 que se prolonga en el tiempo hasta 2002.
“Quería hablar de los policías provenientes del franquismo, que entendían que el fin justifica los medios y utilizaban la violencia para obtener confesiones, en contraste con la policía del siglo XXI. Han cambiado mucho las cosas, afortunadamente para mejor y el personaje de Sara Segura, una mujer policía en 2002, es un símbolo de ese cambio”, explicó el autor. Y en cuanto al título, Todos nosotros, “tiene que ver con una reflexión al final de la novela”, añadió. ¡A leerla, pues!
Al atardecer del sábado 14, nos topamos con “Fuego y hielo”, de nuevo en el Ribes Espai, de la mano de Susana Martín Gijón (Progenie) y Luis Roso (Durante la nevada), presentados por Lucía Márquez. Progenie es una novela de crímenes que nos lleva a reflexionar sobre el anhelo de la maternidad a cualquier precio. “Todavía hay una cierta presión social en el subconsciente colectivo que impulsa a creer que una mujer está incompleta si no es madre. Si ya te acercas a los cuarenta y no hay embarazo, muchas recurren a las clínicas de reproducción asistida. Los tratamientos son caros y muy estresantes y pueden llegar a arruinarte, con importantes secuelas físicas y psicológicas”, apuntó la autora. La acción de Progenie se desarrolla en Sevilla, en pleno verano. Una mujer embarazada es atropellada mortalmente y abandonada con un chupete en la boca. Este será el primero de una serie de crímenes que investigará la inspectora Camino Vargas y su equipo. “Camino, la protagonista, es la antítesis de la mujer que haría cualquier cosa por ser madre. Ella tiene muy claro que no quiere tener hijos y no tiene ningún problema con eso.”, aclaró Susana Martín Gijón.
Y del calor asfixiante del verano sevillano pasamos al frío helado de Durante la nevada, con dos tramas temporales. La primera nos lleva a las Navidades de 1968. El cuerpo de una joven de diecinueve años es hallado en una laguna helada en las inmediaciones de un pequeño pueblo cerca de Burgos. Diez años más tarde, en 1978, dos periodistas, un hombre y una mujer, reciben el encargo de indagar sobre ese crimen sin resolver. “Me gusta jugar con la climatología”, explicó Roso, también autor de Aguacero, su ópera prima (2016) y Primavera cruel (2018) protagonizadas por el inspector Ernesto Trevejo y ambientadas en la España de los años cincuenta. En esta tercera novela, la acción se sitúa en los años de la llamada Transición y noticias de la época, como la despenalización de la homosexualidad en 1979, los cambios políticos, atentados de ETA y de la extrema derecha actúan como telón de fondo. Un pequeño pueblo perdido en la montaña es el escenario principal de Durante la nevada, un lugar que no tiene nada de idílico, pues “la visión idealizada de los pueblos por parte de la gente de ciudad no se corresponde con la dura realidad”, explicó el autor, originario a su vez de un pequeño pueblo extremeño.
“El amor y la muerte están presentes en todas partes” y también en las novelas de Marta Robles (La chica a la que no supiste amar) y Aro Saínz de la Maza (Dócil, Premio Mejor Novela Negra VLCNegra 2020). Jordi Llobregat nos presentó a estos dos pesos pesados de la literatura negrocriminal en “Amor a quemarropa”, una charla muy interesante en la que Robles apuntó que “el amor nos vuelve a todos muy vulnerables” y Saínz de la Maza que, en ocasiones, “el amor, esa palabra tan fantástica, puede resultar una condena”. La chica a la que no supiste amar arranca con el asesinato de una joven nigeriana a la que le han amputado los pechos. Es prostituta y pasa a ser mercancía inservible para la trama criminal que controla el “negocio” de la trata de mujeres. “Al escribir la novela quería denunciar a los “puteros”, los que acuden a los clubs de alterne y compran carne humana sin importarles el drama que hay detrás”, declaró la autora. En cuanto a Dócil, tercera entrega de la serie del inspector Milo Malart, nos muestra una Barcelona “de lo más oscura que te puedas imaginar y una sociedad dócil, con una masa anestesiada de gente que observa insensible lo que ocurre a su alrededor.” Entonces, ¿qué papel juega el amor en esa sociedad enferma? “El amor puede ser fuerza constructiva o destructiva. Milo Malart, mi personaje, opina que no sabemos amar”, reveló su creador.
“La utilidad de lo inútil”, último encuentro literario previo a la entrega de Premios Valencia Negra 2020, nos trajo a Marta Sanz (Pequeñas mujeres rojas) y David Llorente (Europa), con Santiago Álvarez como presentador. ¿Por qué escriben novela negra? Marta Sanz escribe “de lo que me duele y me duele la violencia que se ejerce desde instancias del poder, sea esta cultural, económica o de otro tipo. Normalizamos los comportamientos que nos hacen daño. Yo a eso lo llamo “la ideología invisible”, expuso. David Llorente no lee ni escribe para pasar el rato. “No quiero desvincularme de la realidad y, como Marta, también escribo sobre lo que me duele, pero en mis novelas cabe la esperanza, Cierto que todos los personajes acaban mal, pero luchan y no se rinden. Eso es lo más importante”, concluyó. Al final, una frase rotunda para la reflexión: “La literatura, el arte, no está hecho para complacer, sino para que te vuele la cabeza en sentido figurado”.
Tras esta muy interesante charla llegó el esperado momento de la entrega de premios, como broche de oro final a la octava edición de VLCNegra. Muchas gracias a todos los que han hecho posible la realización de este fantástico festival en unas circunstancias tan difíciles como inesperadas.
¡Nos vemos en 2021!