Entrevista a Eduardo Oller, autor de “Dos horas”
Eduardo Oller nació en Barcelona en 1957 y su actividad profesional se desarrolló fundamentalmente en el ámbito de la informática bancaria. En cuanto a su quehacer literario cabe destacar la obtención en 2014 del primer premio de relatos breves de Vimbodi i Poblet, así como su participación como finalista con la novela Las seis letras en el II Premio Icue Negro, organizado por el certamen Cartagena Negra 2020. Es autor de las novelas: Estruc (Ápeiron Ediciones 2017); Las mensajeras (Editorial Tandaia 2019); Las seis letras (Ediciones Oblicuas 2019); Erside (Ediciones Oblicuas 2021) y Stacco (Ediciones Atlantis 2022). Recientemente ha publicado Dos horas, con Extravertida Editorial, una novela policíaca protagonizada por el detective privado Juan Ollero.
Cuéntanos cuándo y cómo empezaste a escribir. ¿Te iniciaste con relato corto o novela?
Debo reconocer que el gusanillo de la escritura siempre estuvo ahí. De hecho, durante la prestación de lo que entonces era la «mili» escribí algunas cosas, pero no fue hasta el año 2013 que decidí tomármelo en serio. No sabría decir por qué sentí la necesidad de llenar ese vacío, pero el caso fue que me puse a escribir, que me inicié con el relato corto y que me envalentoné, si puede decirse así, al comprobar que varios de esos relatos eran aceptados para su publicación en el «20 minutos» (entonces ese periódico disponía de páginas para los lectores).
Háblanos de tus referentes literarios en la adolescencia. ¿Leías mucho?
En realidad no demasiado, pero Julio Verne y Arthur Conan Doyle siempre estaban presentes.
¿Qué opinas de Sherlock Holmes, el detective privado creado en 1887 por Arthur Conan Doyle y considerado el más famoso investigador de ficción de todos los tiempos? ¿Te has basado de alguna forma en Holmes para crear a Juan Ollero? Podrías decirnos similitudes y diferencias entre ambos. ¿Y entre Juan Ollero y Eduardo Oller?
Holmes es un personaje que me fascinaba entonces y me sigue fascinando ahora. La genialidad de sus convicciones revestida de un temeroso desprecio hacia el entorno social genera un temperamento único, una personalidad que a día de hoy sigue dando mucho juego. Probablemente, Sherlock Holmes sea uno de los personajes más recurrentes del imaginario colectivo. En cuanto a las habilidades compartidas entre Juan Ollero y Sherlock Holmes, digamos que son más evidentes las compartidas entre Juan Ollero y Eduardo Oller. Otra cosa es John Pottery.
Dos horas nos trae un nuevo caso para el detective Juan Ollero y Magín Herrero, socio y amigo del primero, pero esta no es la primera novela de la saga. ¿Cómo se gestó la serie? Cuéntanos la evolución del personaje a lo largo de los diferentes casos ya publicados.
Cierto, está es la quinta entrega de la serie. En realidad, tras la publicación de los relatos que hemos comentado, escribí una historia fantástica, una novela que hacía tiempo me rondaba y que es una metáfora sobre el uso de la palabra; Las mensajeras. En ella, la reina Parsíane pretenderá mantener el control de su mundo sin importar los medios que deba utilizar para ello. Tras Las mensajeras, para relajarme y cambiar de registro, decidí embarcarme en una especie de broma familiar. Le propuse a mi hijo hacer una novelita corta en la que yo hiciese de detective y él de ayudante. Ante la cara de pocos amigos y cierto escepticismo que esbozó valoré seguir por mi cuenta; maquillé los nombres y cambié algunos personajes. El caso fue que a medida que avanzaba con la historia, su propio devenir me llevaba a tomármela con más seriedad y a imaginar posibles continuaciones. Al acabar «Las seis letras» (la primera de la serie), ya sabía que no sería la última. Lo cierto es que a día de hoy (y al margen de Dos horas) tengo publicadas; Las seis letras, Stacco, Erside y Estruc.
En cuanto a la evolución del personaje, su punto de partida es una juventud realmente brillante, una juventud en la que su capacidad de observación y su intuición para con el alma humana lograron forjar una agilidad mental notable. Sin embargo, el paso a la madurez le enseñó más de lo que deseaba saber, o quizá más de lo que podía asimilar, así que inició un largo camino en descenso bañado por el alcohol. Fue en pleno descontrol que el azar le llevó a Magín, y fue desde muy abajo que se reflejó en sus ojos, aceptó aquella imagen y se levantó de nuevo.
En lo que respecta a la evolución de las historias, lo cierto es que sin alterar en modo alguno las premisas de la serie, tal vez se destile una mayor madurez en el planteamiento y desarrollo de las situaciones, pero, en cualquier caso, la vida es en sí misma evolución.
¿Quién es John Pottery? ¿Cuál es su papel en la serie de Juan Ollero?
El joven Juan Ollero perdió parte de su frescura por vivencias y situaciones que reposan ya en los baúles del tiempo. La cuestión es que quedó a la deriva hasta que conoció a Magín, fue él quien le ayudó a levantarse y a recuperar su dignidad. Por suerte o por desgracia, la viveza de su talento no volvió hasta que no tuvo una idea, diseñar un personaje en papel que tuviese aquella frescura que él mismo perdió. Eso es John Pottery, un alter ego en el que Juan Ollero se zambulle cuando un caso se le tuerce. Con él lo desatasca. John Pottery sí que es reflejo de Sherlock Holmes.
Dos horas nos llevará de Barcelona a Valencia y vuelta a la Ciudad Condal en una delirante investigación junto a Ollero-Pottery que a punto estará de bloquear mentalmente al bueno de Magín ¿En lo que respecta a Magín Herrero, fiel amigo y confidente de Ollero, y escritor ocasional de relatos cortos, te has inspirado en alguien real?
Magín es a Pottery lo que Watson es a Holmes. Eso no se cumple entre Magín y Ollero, ahí se da una relación en pie de igualdad. En realidad, Magín no está inspirado en alguien concreto, pero lo cierto es que tanto él como Ollero tienen partes de mí mismo. Eso es inevitable.
Al hilo de los relatos escritos por Magín voy a desvelar un secreto. Al crear el personaje decidí que tendría una faceta de escritor, y lo hice para dar salida a todos los relatos cortos que yo mismo había escrito, por eso los publica en el «Tercio de hora» (20 minutos).
Otra constante que únicamente se puede apreciar al leer varias de las novelas es que en todos los casos, con mayor o menor evidencia, aparece una palabra con la partícula «cat» (de gato). En la mayoría de las historias esa palabra forma parte de una de las claves para resolver el caso. Es un reto que me impuse en la primera y que me lleva a mal traer, pero soy yo mismo quien lo exige, así que…
La novela atrapará al lector en un complejo entramado donde nada es lo que parece mientras el concepto de utilización del “tiempo” se convertirá en parte esencial de la trama. ¿Ha influido en la gestación de Dos horas tu actividad profesional como informático bancario? ¿Qué puedes contarnos?
Evidentemente. Durante 35 años he sido informático de banca, parte de ese periodo lo pasé como programador, pero mi mayor cometido ha sido el de Arquitecto de Sistemas y Administrador de Bases de Datos y Monitores de Teleproceso. Ese conocimiento está presente en varias de mis historias, no únicamente en Dos horas. En este caso concreto no puedo explicarte más, pero te diré que su génesis se gesta tras un fin de semana sin dormir a raíz de un incidente.
El lector observará que la descripción de tecnologías de última generación se encuentra muy presente en Dos horas, tanto con algunas prácticas bancarias, como con los sistemas de control inteligente para un grupo de elevadores –ascensores- basados en la denominada “lógica difusa”. ¿Dominas estos temas? ¿Cómo te has documentado?
Bueno, como ya he comentado antes, he trabajado durante años con algunos de esos temas, De hecho, en la primera de las novelas de la saga «Las seis letras«, ese conocimiento ya está presente. En lo relativo a los ascensores, debo reconocer que mi primera experiencia con ellos se produjo como usuario sufridor, después busqué información que me hiciese comprender su funcionamiento.
La aparición de la llamada IA (Inteligencia Artificial) ha “disparado” las alarmas respecto a la posibilidad de que las máquinas acaben “sometiendo” al ser humano por sus rápidos avances y alta eficiencia. ¿Qué opinas? ¿Crees que la IA podrá escribir novelas sin ser detectada? ¿Podría superar una máquina a Juan Ollero, un detective brillante, aunque comete errores como corresponde a un ser humano con sus fortalezas y debilidades?
Precisamente tú última frase es la cuestión. Yo, como escritor humano, me canso, me desespero y valoro tirarlo todo a la basura. Me doy entonces por vencido y me voy a dormir. Al día siguiente, sin saber por qué, aquel párrafo que el día anterior me destruyó me sugiere algo diferente y se hace la luz, esa es la cualidad humana. Mientras seamos capaces de hacerlo rematadamente mal, lo seremos también de hacer una genialidad. Por bien que lo haga la máquina, no deja de ser monótona y, por lo tanto, mediocre, se mueve por umbrales y baremos.
No dudo que una novela o un cuadro pintado por una IA sea difícil de detectar, pero la cuestión es si tiene sentido. ¿Tiene sentido que una IA pinte un cuadro de Picasso?, ¿no es la producción del propio artista lo que da valor al cuadro?
En cualquier caso, y volviendo de nuevo al principio, por humanizado que sea el comportamiento de un código escrito, no acabo de ver que genere sentimientos. No me estoy refiriendo a escribir una novela romántica, me estoy refiriendo a algo más visceral: ¿podrá una IA renegar de una novela de juventud?, ¿sentirá insatisfacción por el trabajo realizado y lo deshará para rehacerlo de nuevo?,
Sinceramente, creo que todo esto son cortinas de humo y pruebas para posteriores usos. Diría que hoy día estamos viviendo una campaña de «marketing».
Diálogos ingeniosos entre diferentes personajes y especialmente entre Ollero-Pottery y Magín arrancarán más de una sonrisa al lector. ¿Qué papel juega el humor en la literatura de Eduardo Oller?
Fundamental, forma parte de mi ser. En esta serie, por la idiosincrasia de los personajes, procuro que el toque de humor esté siempre presente. En otras novelas quizá no sea tan evidente.
Samuel Hierro, alias “El caballero” y Ernesto Coradia, viejos conocidos y rivales de Ollero y Magín, pondrán a prueba la capacidad deductiva de John Pottery en Dos horas. Tengo curiosidad por saber dónde se inició la competición y enemistad entre las dos partes. ¿Nos lo cuentas?
Aunque no fue de forma consciente, en las nueve novelas que tengo escritas de Juan Ollero (aunque publicadas cinco), se crearon dos trilogías en función del adversario. En la primera trilogía, Samuel Hierro y Ernesto Coradia aparecen por primera vez en Stacco.
Stacco es la segunda de las novelas que dediqué a Juan Ollero. Nuestros protagonistas aceptarán el caso de Cristina Tarazona, una chica atormentada por no haber hecho caso de su único familiar vivo, un tío que, tras perpetrar un posible robo, intentó pedirle ayuda. Al interesarse de nuevo por él, resultó que este había «caído» por la ventana de su piso. Sin embargo, será la muerte de Cristina la que conseguirá despertar a John Pottery, y será este hecho el que iniciará un nuevo periplo que les llevará al encuentro de una figura que les marcará en adelante: el «caballero».
La trilogía de Samuel Hierro y Ernesto Coradia continúa en Erside, historia en la que ambos investigarán una serie de atropellos con fuga acaecidos en las calles de Barcelona. El primero de ellos les llegará a través de Leonor Ros, y será a partir de ahí que descubrirán una sorprendente conexión con ellos mismos. Sus pesquisas les llevarán a recorrer el Macizo del Montseny y otros lugares de la geografía española, pero no será hasta mediada la investigación, que se hará evidente la reaparición de uno de los mayores enemigos de la pareja, un enemigo capaz de poner en riesgo sus vidas.
La trilogía de Hierro y Coradia concluye en Dos horas, la quinta, y hasta ahora ultima novela que tengo publicadas de Juan Ollero. Las historias se pueden leer de manera independiente, pero lo ideal sería que el lector conociese también las previas.
Pese a tratarse de una novela policíaca con un enigma por descubrir, Dos horas plantea al lector otras cuestiones de actualidad. Pienso, por ejemplo, en el inexorable paso del tiempo que nos lleva a la vejez y en el debate sobre la existencia o no de un Dios redentor entre Hierro y Ollero. ¿Te preocupan estos temas?
Lo cierto es que con los años me he vuelto muy escéptico con respecto a todo en general, pero estos temas siempre preocupan. En cualquier caso, entre el desencanto de Ollero y el ateísmo de Pottery podríamos dibujar parte de mi personalidad.
¿Tendrá continuación la serie de Juan Ollero? ¿Hasta cuándo?
Como he comentado, tengo cuatro novelas posteriores a Dos horas pendientes de publicar. Más allá de eso no descarto su continuidad, pero ahora mismo Juan Ollero está descansando. Se lo tiene merecido.
Recomiéndanos cinco autores y cinco novelas favoritas
Es difícil recomendar porque los gustos son tan variados como lectores existen, pero, en cualquier caso, desde el Drácula, de Bram Stoker, a La Metamorfosis, de Franz Kafka, pasando por el Miguel Strogoff de Julio Verne o la Odisea de Homero, la percepción del mundo que nos rodea puede alterarse cuando uno ve en un libro algo más allá de lo que siempre ha mirado. Que se lo pregunten, sino, al Perro de los Baskerville de Arthur Conan Doyle.
Para terminar, le pediremos a Eduardo Oller que nos hable de sus próximos proyectos literarios.
Con posterioridad a la serie de Ollero escribí una historia más intimista, aunque igualmente escéptica, una novela cuya base es la relación que se establece entre un escritor mayor y un chico joven, solo que entre los dos escriben a su vez una novela negra. Independientemente de eso, escribí también la parte de mi vida que mi hijo desconoce, ese fue un proyecto más personal y dedicado a él. Lo último que he creado es un nuevo detective, Daniel Pardo, del cual ya he concluido una novela.
Lo cierto es que todo eso está en «reserva» ahora mismo. En cualquier caso, lo que estoy valorando estos días es la posibilidad del segundo Daniel Pardo.
Desde Mucho Más Que Un libro te deseamos mucha suerte.