Festivales Premios novela negra

¡Los Premios en la Semana Negra de Gijón!

Semana Negra Gijón 1

El próximo 10 de julio, la Semana Negra de Gijón vuelve para iniciar su XXVIII edición. Durante diez días trepidantes los aficionados al género negro volverán a disfrutar de esta gran fiesta literaria y, de nuevo, se fallaran los premios del festival. Entre ellos, destacamos el Dashiel Hammett a la mejor novela de género negro publicada en 2014 y el Memorial Silverio Cañada a la mejor primera novela de género negro.

Durante la mañana del 17 de julio conoceremos las novelas ganadoras de esta edición entre las cuatro finalistas de ambos premios, dedicados a la novela negra. Así, para el Dashiel Hammett, el duelo enfrentará a Yo fui Johnny Thunders, de Carlos Zanón; Todos los buenos soldados, de David Torres; Fantasmas del desierto, de Guillermo Orsi y Un millón de gotas, de Víctor del Árbol, y para el Memorial Silverio Cañada, encontramos como finalistas a: El oro de Berlín, de Jorge Yaco; Vertedero, de Manuel Barea; Te quiero porque me das de comer, de David Llorente y Londres después de medianoche, de Augusto Cruz.

Premio Hammett

Yo fui Johnny Thunders, de Carlos Zanón, es una novela negra diferente. No hay policías, ni misterios, ni investigaciones, pero Zanón nos acerca a los barrios deprimidos por el paro y la pobreza y nos muestra lo mucho que cuesta sobrevivir con dignidad cuando te encuentras en un entorno hostil. La trama se apoya en un personaje real, Johnny Thunders (1952-1991), un guitarrista de rock and roll que murió de sobredosis, para presentarnos a Francis o Mr. Frankie (según cual sea la situación) que, a finales de los años 80 y a través del rock and roll, acarició una fama tóxica y efímera. Aquel momento pasó y Francis decide regresar a su barrio natal donde transcurrió su infancia y adolescencia. Quiere volver a empezar y superar la miseria y la drogadicción, pero le quedan pocas opciones para enderezar su vida.

La Guerra de Ifni (1957-58) y el asedio de la ciudad de Sidi Ifni por tropas marroquíes sitúan la acción de Todos los buenos soldados, de David Torres. Estamos en la Nochevieja de 1957 y el cómico Miguel Gila viaja a la ciudad sitiada para animar a las tropas españolas. El artista acabará involucrado en un crimen, una sórdida trama de venganzas, sexo y tráfico de kif que implica a un joven alférez enamorado, a la hija de un héroe de guerra, a un viejo legionario y a un desertor estadounidense que practica surf. Una novela que clama contra el absurdo de la guerra, a la vez que rinde homenaje “a los combatientes que no tienen nombre ni voz, los anónimos figurantes que nadie ve y que son los buenos soldados de esta historia”.

Fantasmas del desierto, del escritor argentino Guillermo Orsi, ganador del Premio Hammett 2010 con Ciudad Santa, aborda el espinoso tema de la violencia y la corrupción política. El ex policía Pablo Martelli, alias Gotán, vuelve para investigar la muerte de una niña en la suntuosa mansión de un acaudalado propietario. Una bella mujer lo acompañará en la aventura y, en el trayecto, descubrirá el ambicioso y turbio proyecto de construir una prisión secreta –otro Guantánamo, pero en plena Pampa argentina- para enterrar en ella a los que Estados Unidos etiqueta como terroristas internacionales.

Para Víctor del Árbol, Un millón de gotas es “una gran historia de odio, pero también de amor”. La cuarta novela negra del “escritor del dolor” –como se le conoce en Francia- gira en torno a Gonzalo Gil, un abogado, sin problemas económicos, casado y con hijos, que descubre en su interior un lado oscuro que clama venganza. Un hecho traumático e inesperado, el suicidio de su hermana Laura, agente de policía, sacude su anodina existencia y lo lleva a hurgar en su propio pasado y en el de su familia. Su investigación le llevará hasta su padre, Elías Gil, y a la Rusia de 1930, en una historia aderezada con mafias, crímenes horrendos, especulación urbanística, abogados sin escrúpulos y policías corruptos.

Premio Silverio Cañada

La calidad no decae en cuanto a primeras novelas negras que optan al Premio Memorial Silverio Cañada. El oro de Berlín, de Jorge Yaco, es un thriller político que se adentra en los entresijos del Partido Comunista Argentino de los años 70. La burocracia, el egoísmo, la prepotencia y la codicia son los motores de esta historia repleta de intrigas, secretos y traiciones. La novela fue finalista del concurso Extremo Negro-BAN!

En Vertedero, de Manuel Barea, todo lo que puede salir mal, saldrá mal. En los límites entre la novela negra y la novela social, la acción de Vertedero nos traslada al sur de España, en los años 90. Tres delincuentes de poca monta intentan robar en una residencia de veraneo, pero el golpe fallido condena a uno de ellos a distraer a la policía y ser capturado para que los otros dos puedan escapar. Siete años en prisión le llevarán a preparar su venganza y… Vertedero fue galardonada con el I Premio Valencia de Novela Negra.

Para romper moldes, nada mejor que Te quiero porque me das de comer, de David Llorente, un relato original, perturbador y fascinante que gira en torno al cirujano y psicópata Max Luminaria, el temible “Asesino de la Moneda”. La novela combina aspectos grotescos, delirantes y absurdos con la crueldad más sofisticada y transporta al lector hasta un imaginario barrio madrileño de Carabanchel, donde conviven mafiosos, prostitutas, desalmados y feroces asesinos.

Y, por fin, llegamos a Londres después de medianoche, de Augusto Cruz, una novela que se adentra en el mundo del cine para investigar el paradero de la primera película americana de vampiros, el filme más buscado de la historia. La leyenda cuenta que Londres después de medianoche trajo la desgracia a sus actores porque en ella actuaban vampiros reales, que los cines que la exhibieron se incendiaron y que aquellos que la buscan desaparecen. Pero el detective Mc Kenzie, no cree en maldiciones y se lanza a la aventura de encontrar la cinta.

¡Mucha suerte a todos!

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