¡Víctima, femme fatale o…!
La mujer, como personaje de novela negra, está rompiendo con los papeles de víctima o femme fatale que la encorsetaron durante décadas y adquiriendo nuevos roles. Y en esta transformación no es ajeno un buen número de escritoras que han abierto nuevas puertas a un género en constante ebullición.
Los roles femeninos en la novela negra es uno de los “temas estrella” en multitud de festivales y eventos de género negro. Y también lo fue y se debatió en la mesa redonda Rols Femenins a la novel·la NEGRA celebrada en la biblioteca Martí Rosselló i Lloveras de Premià de Mar (Barcelona) con motivo de las actividades programadas por el Dia Internacional de la mujer. Participaron Anna Maria Villalonga (La dona de gris, El somriure de Darwin), Empar Fernández (La mujer que no bajó del avión, La última llamada, Maldita verdad) Graziella Moreno (Juegos de maldad, El bosque de los inocentes, Flor seca) y Antonia Huertas (Alterworld), moderadas por Susana Hernández (Curvas peligrosas, Contra las cuerdas, Cuentas pendientes).
“Hemos avanzado mucho, pero todavía nos queda mucho camino por recorrer”, opinó Anna Maria Villalonga, mientras Empar Fernández argumentó que “ya tenemos mujeres protagonistas de novelas negras que se enfrentan a lo que sea. Podemos imaginar la violencia y describirla igual que un hombre”. Por su parte, Graziella Moreno consideró que “nuestras novelas son realistas y, en mi caso, me baso en muchas historias reales” y Antonia Huertas subrayó que “todo ha evolucionado mucho y la novela negra refleja la complejidad de la sociedad actual en cuanto a los roles de hombres y mujeres”.
A la pregunta de qué profesiones de mujeres investigadoras todavía no han ocupado un lugar en la novela negra, Graziella Moreno opinó que “podemos incluir cualquier profesión y, de hecho, tenemos jueces, filólogas, periodistas, etc., aunque en la realidad, es la policía la que investiga y nunca la juez”, remarcó. También contamos con forenses, como la Kay Scarpetta, de Post Mortem (1990), novela negra de Patricia D. Cornwell, y, con la revolución tecnológica, hemos incluido hackers investigadoras, como Beppa Mardegan, agente de Europol y protagonista del thriller cibernético Alterworld, de Antonia Huertas.
Otra de las particularidades que se destacaron en esa interesante mesa redonda fue la práctica inexistencia de protagonistas femeninas en esa franja de edad intermedia que va desde que la mujer deja de ser atractiva sexualmente hasta la senectud. “Nuestra sociedad no valora a las personas de una cierta edad, solo a la juventud”, expresó Huertas. El Femicrime, palabra de ascendencia escandinava con connotación negativa y despectiva, referida a la novela criminal y costumbrista escrita por mujeres y con protagonistas femeninas, también fue objeto de debate, y Villalonga consideró que el término “no ha hecho fortuna en nuestros lares y en Escandinavia ha alcanzado un descrédito absoluto”.
¿Y qué nos aportan las protagonistas de nuestras escritoras para superar los roles y estereotipos establecidos? “Beppa Mardegan, investigadora hacker especializada en ciberdelincuencia es un personaje complejo –explicó Huertas– que no acaba de encontrarse bien con ella misma”. Moreno creó a la joven juez Sofía Valle “para romper con el estereotipo de que la juez debe ser obligatoriamente una mujer mayor y con mucha «mala leche». Y también quería hablar de cómo somos en realidad y sobre cómo trabajamos”. Villalonga confesó su preferencia por los personajes perdedores y su predilección por la detective privada Kinsey Millhone y “su vestido negro multiusos”, creada por Sue Grafton y protagonista de la serie de novelas conocidas como el “Alfabeto del crimen”. Fernández se declaró más interesada en el “entorno doméstico porque determina cómo somos y actuamos”. En resumen, los personajes están al servicio de la trama, de aquello de lo que se quiere hablar, confesó Moreno, y “la novela negra también da la oportunidad de ser transgresora”.
¡Víctima, femme fatale o…! el abanico de posibilidades se despliega hasta el infinito. Y es que ya lo dice el lema ¡The future is female!
Gracias por la perfecta crónica y por el guiño final. The future is female. Claro que sí!